SANTO TOMAS DE AQUINO «Tratado de la piedra filosofal»

SANTO TOMAS DE AQUINO "Tratado de la piedra filosofal"Este libro, en realidad, consiste en dos breves tratados de alquimia tradicional, ambos atribuidos a Tomás de Aquino; su título completo es “Tratado de la piedra filosofal y Tratado sobre el arte de la alquimia”

 

 

 

 


Hay que decir que aún hoy en día se discute la autoría de este libro, al menos en los círculos más radicales de la iglesia católica, ya que parece impensable que un teólogo y filósofo del calibre de Tomás de Aquino, figura relevante del catolicismo, pudiera haber tenido relación con el arte alquímico y menos redactar unos textos  como estos. Esto es así porque la alquimia, aunque globalmente nunca ha sido condenada directamente por las autoridades eclesiásticas del catolicismo (pese a que se puedan haber condenado por herejes a algunos alquimistas declarados), siempre ha sido considerada como una práctica profana ya que se la asocia con el ocultismo en general. De ahí el rechazo de cierto sector católico, aunque insisto en que no existe condena oficial, e incluso a lo largo de la historia ha habido personajes singulares y prominentes del catolicismo, incluso algún papa, que se han interesado abiertamente por la alquimia.
Haciendo la anterior salvedad,  en general no se pone en duda que el autor de este libro sea Tomás de Aquino, y se acepta también el hecho de que en vida tuvo relación con la alquimia con un conocimiento de la misma bastante profundo si nos atenemos a la obra presente.

 

Tomás de Aquino (1224-1274) fue una gran autoridad en teología y metafísica; el estudio de su obra es recomendado por  la iglesia católica, la cual le apodaba el “doctor angélico”. Como vehemente trabajador que era, dejó una bibliografía muy extensa y variada, entre la que destacan los comentarios que hizo a la obra de Aristóteles. En este sentido, fue el primero que mediante sus estudios aceptó y compatibilizó las teorías de aquel con la fe católica. Fue canonizado en 1323, y un tiempo después también nombrado patrón de los centros de estudio católicos, tal era su prestigio.
Un hecho notorio en la vida de santo Tomás de Aquino es su relación a temprana edad con el también filósofo y teólogo Alberto Magno, el cual le introdujo en los estudios aristotélicos y probablemente en el conocimiento alquímico, del cual este era gran conocedor, lo cual es un hecho notorio e indiscutible.

 

A propósito de todo esto, es muy interesante la opinión del francés Lenglet du Fresnoy, que en su “Historia de la filosofía hermética”, dice lo siguiente:
“Confieso que un celo desmedido ha llevado a separar algunos tratados como no pertenecientes a la obra de este hombre famoso (Tomás de Aquino), pero también existen otras obras que son indiscutiblemente auténticas. Su “Tesoro de la alquimia”, dedicado al frater Reinaldus, así como a sus amigos y compañeros, trata únicamente de exponer una singular filosofía secreta que, según dice expresamente, es fruto de las enseñanzas de Alberto Magno, al cual declara su maestro en todas las cosas y especialmente en lo que se refiere a la ciencia.”

 

Una vez repasada esta información, podemos pasar a analizar la obra en sí. Lo primero que llama la atención (casi sorprende) del texto es su profundidad, achacable a un iniciado en los estudios alquímicos. No parece tratarse de una transcripción ni copia de otro escrito, dada la agilidad y coherencia del texto. En el primer tratado de que consta, en nueve breves capítulos se hace referencia a la composición y naturaleza de ciertas sustancias y metales con alusiones a las correspondencias planetarias y alguna mención de Aristóteles. También se alude a operaciones experimentales químicas concretas con metales y otros elementos.
El segundo tratado, sobre el arte de la alquimia como el autor explícitamente lo titula, aparece con la dedicatoria al “hermano Reinaldo”, y en él se describen operaciones alquímicas concretas veladas por sus correspondientes alegorías. Curiosamente, en estas páginas se alude también al médico y filósofo musulmán Avicena en su faceta de investigador.

 

Al final del libro, tras la breve descripción de un proceso de transmutación, leemos el siguiente párrafo esclarecedor:
“Yo he visto llevar a cabo esta obra que he descrito con estilo vulgar al bienaventurado Alberto el Grande (Alberto Magno), usando Tierra Hispánica o antimonio, pero te aconsejo que emprendas únicamente el magisterio pequeño, en el que no hay ningún error y que puede llevarse a cabo con poco gasto, poco trabajo y en poco tiempo, así llegarás al fin deseado. Pero, mi querido hermano, no emprendas el Gran Magisterio, porque para tu salud y por el deber de la predicación de Cristo debes más bien atender a las riquezas eternas antes que las terrenas y temporales.”
No queda muy claro si santo Tomás de Aquino fue un alquimista experimental ni hasta qué punto llegaban sus conocimientos, pero esta obra resulta sin duda curiosa e interesante en el estudio del arte del fuego.

 

 

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