……………………………. viene de la parte 1
Wovoka, el nuevo mesías
Del nuevo profeta, Tavibo, no se sabe prácticamente nada. Sin embargo, parece ser que este profeta fue nada menos que el padre del «mesías» que fundaría la religión de la Danza de los Espíritus. Este mesías se llamaba Wovoka (c. 1856-1932), y tanto él como su padre pertenecían a la tribu paiute, como hemos dicho, ubicada en lo que es hoy el estado de Nevada.
Parece ser que este nuevo mesías había obtenido muchas de sus ideas de su padre profeta, el llamado Tavibo (que significa «hombre blanco» y era famoso por tener visiones y ser invulnerable).
El citado James Mooney, que vivió durante este período y estaba estudiando la religión de la Danza de los Espíritus, entrevistó a muchas personas que conocían personalmente tanto al proclamado mesías como a su padre profeta Tavibo. Mooney escribe:
«Sin embargo, a partir de los testimonios concurrentes de indios y hombres blancos, parece que no hay duda de que él [Tavibo] predicó, profetizó e introdujo una nueva danza religiosa entre su pueblo, y que la doctrina que promulgó y las esperanzas que albergó hace veinte años fueron la base sobre la que su hijo ha construido la estructura de la actual religión mesiánica. Lo visitaron indios de Idaho y Oregón, y sus enseñanzas hicieron sentir su influencia entre los bannock y los shoshones, así como entre todas las bandas dispersas de los paiutes, a quienes continuó predicando hasta su muerte…».
Según el testimonio del capitán J. M. Lee, del 9º Regimiento de Infantería —que había sido miembro del personal del famoso general Norman Miles—, se sabe lo siguiente sobre el profeta Tavibo:
«Estuve de servicio en territorio indio en Nevada en 1869, 1870 y 1871. Cuando visité la reserva del Lago Walker en 1869-70, me familiaricé con varias creencias supersticiosas que prevalecían entonces entre los indios paiutes… A principios de los años sesenta, los blancos comenzaron a llegar y a apropiarse de gran parte del territorio indio de Nevada, y, como era habitual, resultó que los nativos recurrían a los curanderos o profetas para pedir ayuda y consuelo. Los más influyentes subieron solos a la montaña y allí se encontraron con el Gran Espíritu.
Él [Tavibo] no trajo consigo ninguna tabla de piedra, pero fue un mensajero de buenas nuevas en el sentido de que anunció que dentro de unas pocas lunas habría una gran conmoción o terremoto… [su] revelación decía que cuando llegara el gran desastre, todos, tanto indios como blancos, serían tragados o abrumados, pero que al final de tres días (o unos pocos días) los indios resucitarían en la carne, y vivirían para siempre para disfrutar de la tierra, con abundante caza, pescado y piñones, mientras que sus enemigos —los blancos— serían destruidos para siempre. Habría, pues, una separación final y eterna entre indios y blancos…
El espíritu divino se había indignado tanto por la falta de fe en las profecías, que le reveló a su elegido [Tavibo] que aquellos indios que creyeran en la profecía resucitarían y serían felices, pero aquellos que no creyeran en ella permanecerían en la tierra y serían condenados para siempre junto con los blancos.
No pasó mucho tiempo después de esto cuando el profeta murió, y los pobres y miserables indios se preocuparon por casi dos décadas, comiendo saltamontes, lagartijas y peces, y tratando de ser civilizados hasta la aparición de este nuevo profeta Wovoka [el mesías], quien se dice que es el hijo, ya sea real o espiritual, del primero [Tavibo]».
Esta «revelación» del profeta «hombre blanco» Tavibo es lo que formaría la base de la religión de la Danza de los Espíritus.
El profeta Tavibo, padre del mesías de la Danza de los Espíritus, Wovoka, se localiza en Nevada. Tavibo viaja a la «Montaña Blanca», ubicada al final de las Montañas Rocosas, para que le sea revelada la profecía de la Danza de los Espíritus. No se puede dejar de notar la ubicación estratégica de la sede del Templo Mormón en relación con esto.
Wovoka afirmaba que tenía unos 14 años cuando Tavibo falleció. También decía que su padre no predicaba, sino que era un «soñador» [visionario] con poderes sobrenaturales y era invulnerable. Declaró que, después de que su padre muriera, fue acogido por la familia de un granjero blanco, David Wilson, quien le había dado el nombre de Jack Wilson, por el que era conocido comúnmente entre los blancos. Aunque fue criado principalmente por blancos, Wovoka solo sabía el idioma paiute y muy poco inglés, o al menos eso es lo que él decía.
El pasado de Wovoka está envuelto en misterio, se sabe poco sobre sus experiencias religiosas excepto que se decía que Tavibo era su padre, y la mayor parte de la información sobre sus creencias y enseñanzas como el mesías se ha registrado basándose en los dichos de quienes lo conocieron brevemente como tal, incluidos otros indios; las grabaciones y observaciones de la Oficina India, el Departamento de Guerra y la Oficina de Etnología estadounidenses no comenzaron a tener carácter oficial hasta 1890.
Según Wovoka, su primera revelación ocurrió cuando «el sol murió» (se eclipsó) y él se quedó dormido durante el día y fue llevado al otro mundo. Allí vio a Dios, con todas las personas que habían muerto hace mucho tiempo, todos felices y eternamente jóvenes. Era una tierra agradable y llena de animales para cazar. Después de mostrarle esto, Dios le dijo que debía regresar y decirle a su pueblo que, si obedecían fielmente sus instrucciones, por fin se reunirían con sus amigos en este otro mundo, donde no habría más muerte, enfermedad ni vejez. Luego se le dio la danza que se le ordenó llevar de regreso a su pueblo.
Al realizar esta danza [la Danza de los Espíritus] a intervalos, durante cinco días consecutivos cada vez, se asegurarían esta felicidad y acelerarían el acontecimiento: el fin de los días que haría que el mundo renaciera. Después de estas instrucciones de Dios en la otra vida, Wovoka regresó a la tierra y comenzó a predicar como se le había indicado, convenciendo a la gente mediante el ejercicio de los maravillosos poderes que supuestamente le habían sido otorgados.
Desde esta primera revelación, en una o dos ocasiones más Dios vino y lo llevó al cielo de nuevo. Wovoka declaró que se veía a sí mismo como un profeta que había recibido revelación divina, pero negaba que alguna vez se hubiera llamado a sí mismo «el Cristo».
Tal vez Wovoka no fuera completamente honesto en sus declaraciones. El principal representante de la doctrina de la Danza entre los cheyenes (tribus de las praderas), llamado Porcupine, visitó a Wovoka en 1889 y asistió a la Danza de los Espíritus cerca del Lago Walker, en Nevada. Porcupine fue un jefe y curandero cheyene que había luchado en diversas ocasiones contra las tropas estadounidenses, generalmente para defender sus territorios y evitar los exilios a los que las tribus eran constantemente sometidas. Es por ello que acogió con agrado el mensaje de liberación de Wovoka con su Danza de los Espíritus.
En el relato de Porcupine sobre su experiencia, declaraba que Wovoka afirmaba ser el mismo Cristo, que había regresado, muchos siglos después de su primer rechazo, por compasión para enseñar a sus hijos.
La narración de Porcupine sobre el mesías fue presentada al mayor Carroll (al mando del campamento Crook, en la «agencia» de Tongue River, Montana) el 15 de junio de 1890, y transmitido a través del Departamento de Guerra a la Oficina India. Porcupine describe cómo abandonó su reserva —cheyene— en noviembre de 1889 y viajó a Salt Lake City, y más tarde a Nevada (incluidos los lagos Pyramid y Walker), para regresar después de la primavera de 1890. Porcupine describe que bailaba una nueva danza y comenta que los blancos a menudo la danzaban ellos mismos (nótese que esto es en territorio mormón). Porcupine declara:
«Esa noche nos reunimos todos de nuevo […] él comenzó a cantar, y empezó a temblar todo él, violentamente por un rato, y luego se sentó. Bailamos toda esa noche, el Cristo acostado a nuestro lado aparentemente muerto.
A la mañana siguiente, cuando fuimos a desayunar, el Cristo estaba con nosotros. Dijo que quería hablarnos de nuevo y que lo escucháramos. Dijo: “Yo soy el hombre que hizo todo lo que ven a su alrededor. No les miento, hijos míos. Yo hice esta tierra y todo lo que hay en ella. He estado en el cielo y he visto a sus amigos muertos y he visto a mi propio padre y madre. En el principio, después de que Dios hizo la tierra, me enviaron de regreso para enseñar a la gente, y cuando regresé a la tierra la gente me tenía miedo y me trataba mal. Esto es lo que me hicieron [mostrando sus cicatrices]. No traté de defenderme. Descubrí que mis hijos eran malos, así que regresé al cielo y los dejé. Les dije que dentro de muchos cientos de años volvería a verlos. Al final de este tiempo fui enviado de regreso para tratar de enseñarles.
Mi padre me dijo que la tierra se estaba volviendo vieja y desgastada, y la gente se estaba volviendo mala, y que yo debía renovar todo como solía ser y hacerlo mejor”.
Nos dijo que nuestros muertos serían resucitados; que todos ellos iban a volver a la tierra, y que como la tierra era demasiado pequeña para ellos y para nosotros, él eliminaría el cielo y haría que la tierra misma fuera lo suficientemente grande para contenernos a todos; que debíamos contarle estas cosas a toda la gente que encontráramos. Dijo que en el otoño de ese año la juventud de toda la gente buena se renovaría, de modo que nadie tendría más de 40 años, y que si se comportaban bien después de esto, la juventud de todos se renovaría en la primavera. Dijo que si todos éramos buenos, él enviaría gente entre nosotros que podría curar todas nuestras heridas y enfermedades con solo tocarlas, y que viviríamos para siempre. Nos dijo que no peleáramos ni lucháramos, ni nos golpeáramos ni nos disparáramos unos a otros; que los blancos y los indios iban a ser todos un solo pueblo. Dijo que, si algún hombre desobedecía lo que él ordenaba, su tribu sería borrada de la faz de la tierra; que si lo hacíamos, él lo sabría; que él conocería nuestros pensamientos y acciones, sin importar en qué parte del mundo pudiéramos estar.
Cuando oí esto de boca del Cristo y regresé a casa para contárselo a mi gente, pensé que me escucharían. En el lugar al que fui había mucha gente blanca, pero nunca ninguno de ellos me dijo una palabra desagradable. Pensé que toda vuestra gente [los blancos] sabía todo esto que os he contado, pero parece que no es así».
Tavibo vivió al parecer con su hijo, Wovoka «el mesías», en Mason Valley —a unas 60 millas al sur de Virginia City, no lejos de la reserva del lago Walker— donde tendría lugar la primera gran representación de la Danza de los Espíritus, en una reunión de varias tribus con varios centenares de indios que ocurrió en 1889. Llama poderosamente la atención el hecho de que este enclave está relativamente cerca de la ubicación de la sede del Templo Mormón en Salt Lake City.
Salt Lake City (Utah) es el lugar donde se estableció la sede de la Iglesia mormona (Movimiento de los Santos de los Últimos Días) en la década de 1840, tras la muerte del «profeta» Joseph Smith y donde sigue estando hasta el día de hoy. De hecho, las predicaciones y profecías de Tavibo coincidían en gran medida con las creencias religiosas impartidas por los mormones; es un hecho que, a principios de la primavera de 1875, los mormones habían enviado emisarios a las tribus cercanas instándolas a ir a Salt Lake City para bautizarse en la religión mormona.
La conexión mormona
El mormonismo, o Movimiento de los Santos de los Últimos Días, fue fundado en el estado de Nueva York en 1830 por Joseph Smith (1805-1844), quien basó su predicación en una serie de visiones místicas que afirma que tuvo a partir de 1820, en las que seres sobrenaturales le fueron dando indicaciones para la creación y desarrollo del dogma de su «iglesia». En base a estas visiones, Smith se atribuyó la condición de profeta, líder religioso y reformador de la iglesia cristiana (ya que, básicamente, el mormonismo se basa en el cristianismo, aunque con ciertas peculiaridades).
Posiblemente la visión más importante que tuvo Smith le sobrevino en 1823; en ella le fue revelada por unos seres celestiales la existencia de unos textos que, una vez interpretados por Smith, darían lugar a los fundamentos de su peculiar credo. Este credo, según explicó el propio Smith, hablaba de la existencia hace muchos siglos de dos pueblos antagónicos (los nefitas y los lamanitas), provenientes de un grupo antiguo de exiliados de Jerusalén. Estos dos pueblos, o tribus, estaban casi constantemente en lucha entre sí por la supremacía, y Smith los identificaba como los «blancos gentiles» y los «indígenas de las Américas», respectivamente.
Las profecías de Smith (plasmadas en el Libro de Mormón) describían como, aunque los gentiles conquistarían a los residentes indígenas de las Américas, esta conquista solo precedería al retorno y resurgimiento de los nativos americanos como un pueblo empoderado por Dios. Se anunciaba asimismo un fin del mundo en el que los pueblos indígenas estarían destinados a levantarse como los verdaderos líderes del continente, manifestándose en una nueva utopía llamada «Sión». Los gentiles blancos tendrían la oportunidad de arrepentirse de sus pecados y unirse al remanente indígena, pero si la sociedad gentil blanca no hace esto, el Libro de Mormón predice un futuro «cambio apocalíptico» en el que los nativos americanos destruirán la sociedad blanca y la reemplazarán con una sociedad piadosa y siónica.
Según la historia contada por Smith (Libro de Mormón), en el pasado los nefitas blancos no reconocieron ni se arrepintieron de sus propios prejuicios pecaminosos y arrogantes contra los lamanitas de piel oscura, lo que condujo a la destrucción de todos los nefitas blancos y la justa victoria de los lamanitas, hasta el regreso de los europeos blancos a las Américas en 1492, quienes están destinados a ser borrados de la faz de la tierra (o al menos de América) una vez más en este ciclo milenario, si ellos (los nefitas blancos) no se arrepienten de sus pecados.
A partir de 1831, Joseph Smith y sus fieles, que progresivamente iban aumentando en número, realizaron una especie de peregrinaje en busca de un asentamiento definitivo para su iglesia; este periplo les llevó a través de los estados de Missouri, Ohio e Illinois, donde finalmente fundaron la ciudad de Nauvoo (hacia 1840), la cual convirtieron en centro neurálgico de la congregación. El recorrido no estuvo exento de problemas, ya que en Missouri tuvieron fuertes disputas con los colonos no mormones, lo que desembocaría en las «Guerras mormonas», en las cuales el gobierno estadounidense intervino contra los mormones, que habían establecido su propio cuerpo paramilitar (una milicia organizada que con el tiempo sería conocida como la «Legión de Nauvoo»).
En este período de tiempo, Smith había sido acusado formalmente de aproximadamente treinta acciones criminales y al menos la misma cantidad de demandas civiles financieras. Entre estos cargos estaban incluidos (entre los tres Estados citados): asalto, actividades bancarias ilegales, conspiración para asesinar, fraude bancario, amenazas a jueces y traición, conspiración para asesinar al gobernador de Missouri, perjurio, fornicación y poligamia, incitación a un motín y más cargos de traición.
Pero sería en Nauvoo, el enclave junto al río Mississippi donde Joseph Smith finalmente consiguió asentarse y prosperar —además de levantar una especie de reino particular— donde el propio Smith introduciría la poligamia (y la masonería) entre los miembros de la iglesia. También estableció ritos y se convirtió en maestro de ceremonias, algo que según él le había sido revelado por el Señor, para propiciar que las personas justas se convirtieran en dioses en la otra vida además de crear una institución secular para gobernar el reino milenario.
En 1844, Smith reunió un grupo de fieles con el fin de asaltar el periódico Nauvoo Expositor, lo que instigó un violento motín que acabó con la destrucción de la sede y sus imprentas.
El Nauvoo Expositor era un periódico que solo había logrado publicar una edición el 7 de junio de 1844. Todas las copias impresas de este primer y último número fueron destruidas junto con su imprenta. El periódico había sido fundado por varios secesionistas de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días más algunos no mormones del área de Nauvoo. La única edición del periódico era muy crítica y parece que exponía las operaciones personales tras bastidores de los Santos de los Últimos Días, incluidas las de Smith y otros líderes de la iglesia. Arrestado y encarcelado, el 27 de junio de 1844, Smith (además de su hermano Hyrum) fue asesinado por una turba en Carthage (una localidad cercana) mientras se encontraba detenido por el ataque al periódico.
Con la muerte de Joseph Smith, el liderazgo de la Iglesia mormona quedó en manos de Brigham Young, designado como sucesor, quien emigró conduciendo a los mormones hacia el oeste, llegando al Valle del Lago Salado en 1847 (un territorio inhóspito que acababa de incorporarse a los Estados Unidos, perteneciente al estado de Utah) donde se asentaron y fundaron Salt Lake City, estableciendo la sede de la Iglesia que ha pervivido hasta la actualidad.
James Mooney escribe en La religión de la Danza de los Espíritus:
«Se dice que los mormones, que sostienen la teoría de que los indios son los descendientes de las supuestas “diez tribus perdidas”, aprecian (como parte de su fe) la tradición de que algunos de los emigrantes hebreos perdidos todavía están atrapados en el hielo del norte, de donde algún día emergerán para reunirse con sus hermanos en el sur. Cuando la noticia de esta revelación india llegó a sus oídos [la profecía del Maestro de la Vida], los sacerdotes mormones la aceptaron como una profecía del rápido cumplimiento de sus propias tradiciones, y Orson Pratt, uno de los líderes más destacados, predicó un sermón que fue ampliamente copiado y comentado en su momento, instando a los fieles a arreglar sus asuntos y poner sus casas en orden para recibir a los viajeros errantes largamente esperados.
Según la declaración del agente [agente es el nombre que se le daba entonces a la persona designada por el gobierno como responsable de supervisar una agencia o reserva en particular] que estaba a cargo de Fort Hall (Idaho), los mormones al mismo tiempo —a principios de la primavera de 1875— enviaron emisarios a los indios bannock, instándolos a ir a Salt Lake City para bautizarse en la religión mormona. Un gran número aceptó la invitación sin que el agente lo supiera; fueron a Utah, donde se bautizaron y luego regresaron a trabajar como misioneros de la nueva fe entre sus tribus. Como incentivo adicional, los mormones proporcionaban raciones de comida gratuitas a todos los que quisieran venir a bautizarse, y “se les decía que si se bautizaban y asistían a la iglesia, todos los ancianos se volverían jóvenes y los jóvenes nunca enfermarían; que el Señor tenía una obra para ellos y que eran el pueblo elegido de Dios para establecer su reino sobre la tierra”, etc. También se afirma que se les animaba a resistir la autoridad del gobierno [estadounidense].
Por poco de verdad que haya en estos informes —y debemos hacer una concesión considerable a los prejuicios locales— es suficientemente evidente que los mormones se interesaron activamente por el fermento religioso que existía entonces entre las tribus vecinas y ayudaron a dar forma a la doctrina que cristalizó algunos años más tarde en la Danza de los Espíritus».
Además, hay que tener muy presente que el movimiento mormón, y Joseph Smith en particular, está inextricablemente entrelazado con la fundación simultánea de varias logias masónicas, siendo la Logia de Nauvoo la más grande. En el blog del Museo y Biblioteca Masónica del Rito Escocés se puede leer:
«En 1839, después de haber sido expulsado de Missouri, Joseph Smith y sus compañeros pioneros mormones compraron tierras a lo largo del río Mississippi en Illinois. Llamaron al pueblo Nauvoo. Nauvoo fue el centro de la actividad mormona temprana desde su inicio en 1839 hasta el asesinato de Joseph Smith y su hermano Hyrum en 1844. Durante este período de cinco años, se fundaron tres logias masónicas en Nauvoo. Los miembros de las logias eran todos miembros de la Iglesia de los Santos de los Últimos Días, seleccionados exclusivamente de la comunidad mormona de Nauvoo. La más grande de estas logias, con una membresía de más de 1.500, se llamó Logia de Nauvoo. Las ceremonias iniciales de investidura ampliada en 1842 se llevaron a cabo en la misma habitación del segundo piso sobre la tienda de Joseph Smith en la que él y otros fueron iniciados».
La evidente relación de los mormones con la francmasonería debería ocupar un capítulo aparte; en principio, baste decir que, al igual que ocurrió en Europa, el Rito Escocés [ritual] masónico fue adquiriendo notoriedad desde su aparición a comienzos del siglo XVIII, y fue exportado a los Estados Unidos donde cristalizó y también se hizo con el control de una extensa red de logias que existía a comienzos del siglo XIX. Desde los contubernios de las logias asimiladas al Rito Escocés se gestaron y desarrollaron todo tipo de conspiraciones contra el gobierno de la naciente república estadounidense, culminando con la Guerra Civil, que fue provocada por conspiradores y traidores asociados a los británicos con el fin de que el Imperio recuperara su preciada colonia americana. Es por ello que la descarada afiliación de los mormones a la francmasonería no dice nada bueno de sus intenciones, además de que es sabido que los mormones estaban en franca disputa con las autoridades gubernamentales.
Masonería, profecías del fin de los tiempos, religión mesiánica, iluminados y visionarios… el resultado de esta mezcla explosiva se ofreció y se inculcó a los nativos, en principio sobre todo paiutes y otras tribus de las regiones donde se hizo notoria la influencia del Templo o centro mormón de Salt Lake City, a partir de la segunda mitad del siglo XIX; mezclado con la nueva religión del Maestro de la Vida, resultaría en la definitiva religión de la Danza de los Espíritus.
Muchos nativos acudieron a la llamada de los mormones, convirtiéndose a su vez en apóstoles de este movimiento proselitista y propagando su mensaje por las tribus indias.
Años después, en 1892, se publicaba en Salt Lake City de forma anónima un curioso panfleto en relación con una serie de conferencias propuestas para ese mismo año. El panfleto se titulaba «Los mormones han renunciado al Gobierno Celestial y han salido del mismo; los indios americanos han asumido el Gobierno Celestial». Comienza diciendo que el Mesías vino a Su Pueblo en el momento señalado por el Padre, y menciona además:
«Ha pasado el año 1891, y no se ha podado la viña. La viña del Señor es la casa de Israel. En la parte de viña de los indios americanos, descendientes de la rama justa de José, que fueron conducidos al continente o hemisferio occidental —Sión— encontramos la vid, el poder de piedra de los Últimos Días.
El profeta, vidente y revelador celestial, Joseph Smith, profetizó el 2 de abril de 1843 que el Mesías se revelaría al hombre en la vida terrenal en 1890, diciendo: “Estaba yo orando fervientemente para saber el tiempo de la venida del Hijo del Hombre, cuando oí una voz que decía lo siguiente: Joseph, hijo mío, si vives hasta los ochenta y cinco años, verás la faz del Hijo del Hombre”.
… la señal que había de anunciar la obra del Padre fue dada a los indios americanos, mientras que en marzo de 1890 se presencia la organización de una iglesia bajo el orden restaurado, donde se escogieron y ordenaron doce discípulos, cuya primera lealtad se da irrevocablemente al Señor Dios, mientras que la de la Iglesia Celestial se da al gobierno que la fomenta.
… En marzo de 1890, el pueblo de Dios, a quien los tres nefitas habían notificado, se reunió en el Lago Walker, Nevada, donde se les dio una dispensación del reino celestial de Dios: el evangelio en el convenio de consagración, una unidad perfecta en todas las cosas, temporales y espirituales. Doce discípulos fueron ordenados, no por ángeles ni hombres, sino por el Mesías, en presencia de cientos de personas que representaban a decenas de tribus o naciones, que vieron su rostro, oyeron y entendieron su voz como en el día de Pentecostés…».
Después del momento culminante de la reunión de tribus del Lago Walker en 1889, y la posterior masacre de Wounded Knee unos meses más tarde, parece que Wovoka se sintió descorazonado y perdió mucho protagonismo. Se le vio actuando en la feria de Invierno de San Francisco hacia 1895, en otros eventos en diferentes reservas indias y ejerciendo esporádicamente de curandero, hasta su discreta muerte en 1932.
Smohalla, el «profeta soñador»
Casi al mismo tiempo que los paiutes se preparaban para el nuevo amanecer milenario (según las profecías de Tavibo), Smohalla (c. 1815-1895) se haría un nombre como el «Profeta Soñador» en la región de la meseta del río Columbia (estados de Washington, Idaho y Oregón, en el noroeste de los Estados Unidos).
En 1872, se informó que los seguidores de Smohalla a lo largo del río Columbia sumaban 2.000, y sus «apóstoles» viajaban constantemente de una reserva a otra para ganar nuevos adeptos para sus enseñanzas. Según el Informe Anual del Comisionado de Asuntos Indígenas al Secretario del Interior:
«Tienen una religión nueva y peculiar, por cuyas doctrinas se les enseña que un nuevo dios viene a su rescate; que todos los indios que han muerto hasta ahora, y que morirán en el futuro, serán resucitados; que como entonces serán muy numerosos y poderosos, podrán conquistar a los blancos, recuperar sus tierras y vivir tan libres y sin restricciones como sus padres vivieron en tiempos antiguos».
Smohalla era el jefe de los wanapum, una pequeña tribu en el estado de Washington, formada probablemente por menos de 200 miembros, que se extendía a lo largo de ambas orillas del río Columbia, desde las cercanías de Priest Rapids hasta la entrada del río Snake. Entre su propia gente y sus discípulos de las tribus vecinas era conocido como Shmóqûla, «el predicador».
El etnógrafo James Mooney escribe:
«Durante más de cuarenta años ha residido en la aldea wanapum de P’nä, en la orilla oeste del río Columbia, al pie de Priest Rapids, en lo que ahora es el condado de Yakima, Washington. El nombre P’nä significa “una presa para peces”, siendo este sitio un gran punto de encuentro para las tribus vecinas durante la temporada de pesca del salmón. Estas reuniones frecuentes brindan abundantes oportunidades para la enseñanza y difusión de sus doctrinas peculiares [de Smohalla], como es suficientemente evidente por el hecho de que, mientras que su propia tribu apenas cuenta con dos veintenas de familias, sus discípulos a lo largo del río se cuentan por miles.
En su juventud había frecuentado la misión católica de Atahnam entre los indios yakima, donde se familiarizó con las formas de ese servicio y también adquirió un ligero conocimiento del francés. Si fue o no un miembro regular de la escuela de la misión es un punto discutido… [sin embargo] la influencia del ceremonial católico es claramente visible en su propia ejecución ritual. En su juventud se distinguió como guerrero y ya se lo consideraba un hombre destacado cuando empezó a predicar su peculiar teología alrededor del año 1850. No cabe duda de que la rápida difusión de sus doctrinas entre las tribus de Columbia facilitó materialmente su confederación en la guerra de Yakima de 1855-56. Se dice que aspiraba a ser el líder en esta guerra y que, para alcanzar este fin, invitó a todas las tribus vecinas a asistir a un concilio en su aldea de P’nä, pero no logró su objetivo.
Poco después del final de la guerra, probablemente alrededor de 1860, ocurrió el incidente que produjo un cambio total en su vida, lo marcó como un oráculo y profeta y le dio a su sistema religioso la fuerza de autoridad que ha conservado desde entonces. Ya se había ganado una reputación de curandero y se creía que estaba “haciendo medicina” contra la vida de Moses, el célebre jefe de una tribu situada más arriba del río, que temía mucho sus poderes ocultos y forzó una pelea para librarse para siempre de su rival. Se produjo la pelea y Smohalla casi murió. Se dice que lo dejaron en el suelo como si estuviera muerto, pero revivió lo suficiente como para arrastrarse y subirse a una barca en la orilla cercana del Columbia. Sangrando e incapacitado, fue arrastrado a merced de la corriente hasta que finalmente fue rescatado de esa situación por unos hombres blancos, muy abajo. Su recuperación fue lenta. Cuando se completó, no estaba dispuesto a regresar en desgracia a su propio país y, probablemente todavía temiendo la ira de Moses, decidió convertirse en un vagabundo».
Mooney continúa describiendo cómo, después de ser rescatado por «unos hombres blancos», comenzó «uno de los viajes más notables jamás emprendidos por un indio incivilizado». Viajando por el río Columbia hasta la costa, giró hacia el sur y se detuvo en varios puntos de Oregón y California y continuó pasando por San Diego hasta México, solo para dar la vuelta nuevamente a través de Arizona, Utah y Nevada hasta que finalmente regresó a casa en el río Columbia. [Nota: estas regiones se superponen en gran medida con el fenómeno de la danza de los espíritus, particularmente Oregón, Utah, Nevada (su origen) y México, donde se encuentra la zona de la Montaña Blanca y es donde se recibió la profecía de la Danza de los Espíritus].
A su regreso, anunció que había estado muerto, que visitó el mundo espiritual, y que ahora había regresado por orden divina para guiar a su pueblo. Como se creía que había sido asesinado por Moses y había desaparecido por completo hasta ese momento, sus oyentes, atónitos, creyeron de inmediato que estaban en presencia de alguien que había sido llevado corporalmente al mundo espiritual, desde donde ahora era enviado de regreso como maestro.
Mooney relata:
«Smohalla declaró entonces a su pueblo que el Saghalee Tyee, el Gran Jefe del cielo, estaba enojado por su apostasía, y les ordenó a través de él que regresaran a sus costumbres primitivas, ya que su actual condición miserable en presencia de la raza intrusa se debía a que habían abandonado su propia religión y violado las leyes de la naturaleza y los preceptos de sus antepasados. Luego explicó en detalle el sistema al que debían adherirse en el futuro si querían conformarse a la voluntad expresa del poder superior. Era un sistema basado en la mitología y las costumbres aborígenes primitivas, con un ritual elaborado que combinaba con los rasgos indígenas genuinos mucho de lo que había visto y recordado del ceremonial católico y el desfile militar, con quizás también algunas adiciones de las formas mormonas.
Sus palabras causaron una profunda impresión en sus oyentes. De hecho, los nativos habían abandonado su simplicidad primitiva en gran medida, y ahora estaban sufriendo el castigo de toda la miseria que les había sobrevenido con el advenimiento de la raza de piel blanca que amenazaba con expulsarlos de la tierra. La voz del profeta fue aceptada como una voz del otro mundo, pues creían que había estado muerto y ahora estaba vivo. Lo que decía debía ser verdad y sabio, pues había estado en todas partes y conocía tribus y países de los que ellos nunca habían oído hablar. Incluso los hombres blancos confirmaron sus palabras en este sentido. También podía controlar el sol y la luna, pues había dicho cuándo estarían a oscuras, y sucedió que estaban a oscuras [predicción de eclipses]».
Smohalla caía en trances catalépticos y era mientras estaba en este estado inconsciente cuando se cree que recibía sus revelaciones, de ahí su título de «Profeta Soñador».
Bajo las instrucciones del general Miles, el mayor MacMurray recibió la tarea de realizar una investigación oficial sobre la religión de Smohalla. El escribió:
«Cae en trance y permanece rígido durante períodos considerables. Los incrédulos han hecho experimentos clavándole agujas en la carne, cortándole con cuchillos y poniendo a prueba de otras maneras su sensibilidad al dolor, sin provocar ninguna reacción. Se ha afirmado que estaba muerto con seguridad, porque no brotaba sangre de las heridas.
Estos trances siempre despiertan gran interés y a menudo alarma, ya que amenaza con abandonar su cuerpo terrenal por completo debido a la desobediencia de su pueblo, y en cada ocasión están en un estado de suspenso sobre si el Saghalee Tyee [el Gran Jefe del cielo] enviará su alma de regreso a la tierra para que vuelva a ocupar su cuerpo, o, por el contrario, los abandonará y los dejará sin su guía. Es este acto de entrar en trances prolongados —del que sale como de un sueño profundo y casi inmediatamente relata sus experiencias en la tierra espiritual— lo que dio lugar al título de «soñadores» o creyentes en sueños, que comúnmente dan a sus seguidores los blancos vecinos.
Sus acciones son similares a las de un médium en trance, y si la autohipnotización fuera practicable, eso parecería explicarlo. Le pregunté sobre sus trances y esperaba que me los explicara, pero evitó el tema y se enojó cuando lo presioné. Es evidente que cree todo lo que dice sobre lo que le ocurre en ese estado de trance.
Como tenemos cientos de miles de personas blancas educadas que creen en falacias similares, esto no es más improbable en un indio sometido a tal influencia».
James Mooney continúa, señalando la influencia misionera en los indios de la región del río Columbia:
«Los servicios religiosos regulares [de Smohalla] tienen lugar los domingos, por la mañana, por la tarde y por la noche. El domingo se considera sagrado entre los nez percés y las tribus vecinas desde hace más de sesenta años, como resultado de las enseñanzas de los oficiales de la bahía de Hudson.
Las tribus de las praderas también, habiendo aprendido que el domingo es el gran día de la medicina de los blancos, ahora lo eligen con preferencia para sus propias ceremonias religiosas de la danza de los espíritus y el mezcal.
… Los yakima son la tribu más importante de la estirpe shahaptiana, excluyendo a los nez percés… La mayoría de estos indios al oeste del Columbia, incluidos los yakima propiamente dichos y otros de la reserva, son católicos, y también hay varios seguidores de las doctrinas Shaker y Smohalla».
Smohalla continuaría su predicación profética hasta su muerte en 1895. Aparte de su coincidencia en el tiempo y en el contenido de su discurso, su mayor punto en común con Wovoka era la práctica del trance hipnótico, algo que el propio James Mooney señala que «…no parece tener origen indio, tal como era practicado y ritualizado por estos hombres».
continúa en la parte 3 …………………………………………………………
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