En elvelodeisis no hemos abordado hasta ahora en profundidad el tema de los OVNIs por considerarlo algo demasiado marginal y subjetivo como para ser objeto de un análisis que pueda aportar conclusiones definitivas, o al menos útiles. No obstante, somos conscientes de que este tema ha arraigado con fuerza en nuestra sociedad, en gran medida debido a esa cualidad de subjetividad, que ha propiciado una avalancha de información de lo más variopinta difícilmente verificable, e incluso la creación de grupos y «religiones sintéticas» que han adquirido cierto peso específico y poder real en los tiempos modernos. Es por la evidente intromisión en el aspecto religioso del ser humano por lo que hemos decidido exponer esta información. Se trata de un estudio del excelente investigador Matthew Ehret donde el lector encontrará información objetiva y suficiente como para formarse una opinión correcta acerca del controvertido asunto de los OVNIs, al menos como se ha presentado a lo largo de prácticamente el último siglo. Hemos dividido el estudio en tres partes; estas se pueden encontrar también en el portal web del autor https://matthewehret.substack.com/, en idioma inglés original.
Un siglo de PSYOPS OVNI al descubierto parte I
De La Guerra de los Mundos al Proyecto de Divulgación de Laurence Rockefeller
«Para explotar las supersticiones enemigas, el personal de operaciones psicológicas (PSYOP) debe estar seguro de que:
- La superstición o creencia es real y poderosa.
- Tienen la capacidad de manipularla para lograr resultados favorables a las fuerzas amigas».
-Política de operaciones psicológicas 36: El uso de supersticiones en las operaciones psicológicas en Vietnam, 10 de mayo de 1967.
A muchas personas les parece bastante extraño que todas las principales agencias gubernamentales, de inteligencia y espaciales (incluyendo el Congreso, el Pentágono, la CIA y la NASA) hayan comenzado a discutir en voz alta y de manera regular sobre la divulgación de información extraterrestre.
Lo que había quedado relegado al ámbito de las teorías conspirativas marginales, las películas de Hollywood y los salones de convenciones de hoteles por más de siete décadas, de repente se ha convertido en noticia general.
En los últimos meses, los ciclos de noticias se han llenado de historias de aviones de combate estadounidenses F-16 que derriban objetos voladores no identificados sobre el lago Huron, y medios como CNN, BBC y Fox News dando más importancia a las audiencias del Congreso sobre la divulgación de información sobre extraterrestres que al peligro de una Tercera Guerra Mundial o al colapso de nuestro sistema financiero.
Incluso en México, a los congresistas se les habla de extraterrestres antiguos petrificados de 3 pies (sospechosamente parecidos a los ET de Steven Spielberg) que ahora han sido descubiertos en Perú.
A los ciudadanos honestos que anhelan la verdad en un mundo de mentiras se les podría perdonar que pensaran que estos mensajes coordinados a través de los medios de comunicación y agencias gubernamentales transatlánticos fueron diseñados para desviar nuestra atención de otros asuntos… o son parte de una agenda más oscura.
¿Crees en estas afirmaciones o sigues siendo escéptico? ¿Cómo deberías decidir qué creer?
Para comenzar a responder a estas preguntas, será útil retroceder en el tiempo hasta los primeros días de la Segunda Guerra Mundial, a una transmisión radial de una historia escrita por Herbert George Wells.
La guerra de los mundos y una guerra en tu mente
Era la tarde del 30 de octubre de 1938 y una nueva guerra mundial se estaba gestando al otro lado del océano Atlántico cuando los ciudadanos estadounidenses que escuchaban la cadena de radio CBS oyeron la voz de Orson Wells narrando la historia de los marcianos que atacaban ciudades estadounidenses y dejaban miles de muertos. Utilizando el formato de una transmisión de noticias de radio en vivo, esta adaptación de La guerra de los mundos indujo a los aterrorizados estadounidenses a entrar en pánico y correr a las calles de Nueva York esa noche creyendo que el fin del mundo estaba cerca.
La transmisión de La Guerra de los Mundos fue organizada por CBS y una nueva organización llamada Princeton Radio Research Project, financiada por la Fundación Rockefeller. La Guerra de los Mundos era una historia escrita cuatro décadas antes y sirve como uno de los primeros ejemplos de ciencia ficción que narra un mundo invadido por un ataque extraterrestre procedente de Marte; ha sido retratada en numerosas películas, libros y programas de televisión durante el último siglo.
H. G. Wells no era un simple escritor de ciencia ficción, sino un gran estratega de la Sociedad Fabiana de Londres, que había sido creada por elitistas autoproclamados en 1884 como plataforma para promover una nueva religión secular global de colectivismo bajo la gestión científica de la gobernanza global.
Wells también fue uno de los primeros propagandistas de la Oficina de Propaganda de la Inteligencia Británica durante la Primera Guerra Mundial y, si bien es más famoso por sus obras de ciencia ficción, sus pensamientos más importantes se pueden encontrar en sus numerosas obras de no ficción, especialmente en Open Conspiracy: Blueprint for a World Revolution (Conspiración abierta: plan para una revolución mundial, 1928) y The New World Order (El nuevo orden mundial, 1940).
En el primer libro citado, Open Conspiracy: Blueprint for a World Revolution, Wells escribió sobre el nuevo sistema de fe que se necesitaba para reemplazar la era obsoleta del cristianismo, que hizo que las mentes de los ciudadanos se volvieran demasiado rebeldes e inclinadas a resistirse a un nuevo orden mundial, al tiempo que abrazaban su sentido del nacionalismo, la familia y, por supuesto, el sentido de Dios. Wells escribió:
«Las antiguas creencias se han vuelto poco convincentes, insustanciales e insinceras, y aunque hay claros indicios de una nueva fe en el mundo, todavía espera encarnarse en fórmulas y organizaciones que la hagan reaccionar de manera efectiva sobre los asuntos humanos en su conjunto».
En lo que respecta al propósito último de esta nueva era de gobierno mundial, Wells fue explícito al afirmar que la abolición de la propiedad privada era una condición previa absoluta para la remodelación de la naturaleza humana en algo más apropiado para una colmena colectiva de siervos obedientes. En su New world order, Wells escribió:
«La colectivización significa la gestión de los asuntos comunes de la humanidad mediante un control común responsable ante toda la comunidad. Significa la supresión del libre albedrío en los asuntos sociales y económicos, tanto como en los asuntos internacionales. Significa la abolición total de la búsqueda de beneficios y de todos los mecanismos por los cuales los seres humanos se las ingenian para ser parásitos de sus semejantes. Es la realización práctica de la hermandad de los hombres mediante un control común».
El «control común» de Wells fue delineado en la forma de un «cerebro mundial» que controlaría toda la información y las definiciones y símbolos aceptables utilizados para dirigir el comportamiento de las masas de la humanidad en su colmena imaginaria.
El fin de la Segunda Guerra Mundial y el auge de la cibernética
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, surgió una nueva rama de la ciencia en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, patrocinada por la Fundación Josiah Macy y la Fundación Rockefeller. Esta nueva ciencia se conoció como Cibernética y fue fundada por un protegido de lord Bertrand Russell (1872-1970) llamado Norbert Wiener (1894-1964).
En realidad, el sistema de defensa por radar en el que trabajó Norbert Wiener fue diseñado por el científico británico sir Henry Tizard, presidente del Comité de Política de Investigación de Defensa del Reino Unido, secretario de Asuntos Exteriores de la Royal Society británica (1940-45) y presidente del Magdalena College de Oxford. En 1940, Tizard encabezó la misión científica a Washington, donde trabajó en estrecha colaboración con el embajador británico en los EE. UU., lord Lothian.
Al describir la misión, el Instituto Smithsonian dice: «Si hubo un momento singular que definió la transferencia de conocimiento desde el exterior que posibilitó la victoria aliada, fue una serie de reuniones en septiembre y octubre de 1940 que tuvieron lugar en el Hotel Wardman Park en Washington, DC, entre oficiales militares estadounidenses y un equipo de científicos y líderes técnicos británicos encabezados por sir Henry Tizard, conocida como la misión Tizard».
Bajo la influencia de Tizard, los sistemas de propulsión a chorro y el radar de microondas fueron transferidos a los científicos estadounidenses junto con sistemas de gestión integrados para la planificación científica.
Pasó un año para que esta semilla madurara y se convirtiera en el Proyecto Manhattan, conjunto entre Estados Unidos y Gran Bretaña, que permitió realizar el mayor grupo de trabajos científicos jamás organizados en torno a un sistema de gestión centralizado.
Debido a la guerra y al temor constante al espionaje, el secreto era la norma y rara vez un grupo de científicos tenía idea de lo que estaba haciendo otro grupo de científicos. Sin embargo, de este sistema integrado que buscaba la misma bomba atómica sobre la que escribió H. G. Wells en su libro World Set Free (El mundo en libertad, 1914) también surgió la aplicación de los sistemas de radar de Tizard que, por primera vez, podían detectar objetos voladores mucho más allá del alcance de los ojos humanos.
La nueva «ciencia del control» de Norbert Wiener surgió de sus esfuerzos por utilizar la información recogida por el radar para derribar cohetes enemigos y otros vehículos aéreos. El problema era simple, ya que requería que los operadores del radar:
1) Recibieran la información de los misiles o aviones enemigos que se acercaban.
2) Calcularan dónde estaría el objeto enemigo lo más rápido posible.
3) Programaran la artillería antiaérea para disparar al objetivo. Este proceso triple se conoció como «bucles de retroalimentación» hacia y desde un comando central.
Aunque esta gestión de sistemas funcionó bien en la guerra y tuvo beneficios obvios para el desarrollo de las computadoras digitales, Wiener y sus patrocinadores fueron mucho más allá y extendieron este modo de análisis a toda la humanidad.
La lógica era que la humanidad también podía ser tratada como un sistema informático organizado según bucles de retroalimentación, lógica simbólica e información interpretada por programadores expertos.
En 1946, esta nueva ciencia de la cibernética ya estaba lo suficientemente avanzada como para que se pudiera aplicar en todos los departamentos gubernamentales, educativos y militares en forma de «análisis de sistemas» y planificación de sistemas. Allí donde se llevó a cabo esta reforma, las agencias se reorganizaron, se compartimentaron y se las obligó a operar bajo el control de centros neurálgicos altamente centralizados de comités ejecutivos que tendrían el derecho exclusivo de ver lo que hacían los sistemas bajo su influencia.
La primera organización que surgió basada en principios cibernéticos fue conocida como RAND Corporation.
Inteligencia militar, RAND y el nuevo folklore
La corporación RAND fue el primer think tank creado a partir de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos a finales de 1946, en el que se unieron especialistas de universidades, inteligencia, el ejército y el sector privado. La idea detrás de RAND era eliminar la toma de decisiones políticas de los líderes electos que utilizan su criterio individual y, en su lugar, dejar que la toma de decisiones «científica» estuviera a cargo de técnicos expertos.
Esto significaba utilizar la teoría de la probabilidad estadística para elaborar propuestas de políticas que abordaran cada una de las facetas de la vida humana, desde la guerra, la reforma educativa, la política espacial y la planificación económica. Ahora todo podía modelarse utilizando modelos informáticos binarios que recibían información y generaban escenarios que primero, nos indicarían las tendencias futuras de los sistemas y segundo, influirían en los sistemas según los deseos de los expertos.
La RAND obtendría legitimidad a través de los roles desempeñados por dos generales destacados: Lauris Norstand (entonces Jefe Adjunto del Estado Mayor de la Fuerza Aérea) y el Mayor General Curtis Lemay.
Robert Stanton (1908-2006) sería el primer director de RAND Corp, presidente de CBS, miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) y gestor del experimento psicológico de La Guerra de los Mundos de 1938, donde codirigió el Proyecto de Investigación de Radio de Princeton.
En esta función, Stanton trabajó estrechamente con otro activo de Rockefeller llamado Hadley Cantril (1906-1967), quien codirigió el Proyecto de Investigación de Radio de Princeton.
Un año después de supervisar el experimento de ingeniería social de La Guerra de los Mundos con Stanton, Cantril fue nombrado agente estadounidense de la Coordinación de Seguridad Británica (BSC) bajo el mando del operativo del MI6 William Stephenson (también conocido como «el Intrépido»), donde supervisó la creación del Campamento X en Canadá y la integración temprana de las operaciones de inteligencia estadounidense con la inteligencia británica antes de la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial.
La BSC operaba desde el Rockefeller Plaza en Manhattan y sirvió como centro de coordinación de la mayor subversión británica de la inteligencia estadounidense hasta el día de hoy, con el Campamento X sirviendo para entrenar a los estadounidenses en las artes oscuras de la guerra psicológica británica, falsificaciones, manipulación de masas, contrainteligencia y asesinatos.
Durante las décadas de 1940 y 1950, Hadley Cantril también fue pionero en sistemas de encuestas de opinión pública para ayudar en la manipulación social y el control de los sistemas cibernéticos.
Por primera vez, en 1940, Cantril dirigió el Instituto de Investigación Social Internacional con financiación de la Fundación Rockefeller.
Ese mismo año, Cantril cofundó la Oficina de Investigación de Opinión Pública en Princeton con una subvención de 90.000 dólares de la Fundación Rockefeller.
En 1941, George Gallup (un amigo cercano de Nelson Rockefeller) y Cantril fueron empleados por el fondo de los hermanos Rockefeller para crear The American Social Survey, y en 1955 Cantril creó el Research Council Inc. con Lloyd Free (Secretario del Rockefeller Communications Group).
Como se reveló más tarde en el trabajo de Frances Stonner Saunders en The Cultural Cold War, la Fundación Rockefeller (junto con la Fundación Macy, que fue la que más hizo para que la cibernética alcanzara su madurez) eran fachadas para obtener financiación para la CIA.
Quizás te estés preguntando:
«¿Por qué este enfoque en la opinión pública y las encuestas de la maquinaria Rockefeller?»
La respuesta es sencilla.
Las democracias están muy influidas por las opiniones de la gente, pero ¿cómo se puede medir o incluso influir en ellas para obtener los resultados deseados por los ingenieros sociales? ¿Cómo se utilizan las encuestas para animar a los ciudadanos a adaptarse a las «opiniones populares» correctas?
Como declaró más tarde el jefe del MI6 de Cantril, William Stephenson:
«Se tomaron grandes precauciones de antemano para asegurarse de que los resultados de las encuestas fueran los deseados. Las preguntas tenían como objetivo orientar la opinión hacia el apoyo a Gran Bretaña y a la guerra… Se manipuló la opinión pública mediante lo que parecía una encuesta objetiva». [1]
El 14 de abril de 1950, bajo la dirección de Robert Stanton, la Corporación RAND publicó un revelador informe titulado «Explotación de las supersticiones con fines de guerra psicológica», en el que se destacaba la necesidad de identificar las supersticiones y el folclore en poblaciones objetivo de todo el mundo para manipular a las masas. El autor del informe escribió:
«¿Qué tipos de supersticiones se adaptarán mejor a los distintos públicos a los que se dirige la propaganda? Un estudio de las supersticiones locales tal como se relatan en el folclore popular podría ser provechoso para proporcionar respuestas a estas preguntas… ¿Qué supersticiones son propias de los europeos del este, de los rusos, de las distintas nacionalidades de la Unión Soviética? ¿Qué supersticiones prevalecen entre los campesinos, entre las tropas de combate o los aviadores, entre los civiles? ¿Qué pruebas hay de que determinados miembros de la élite enemiga sean adictos a determinados tipos de supersticiones?».
El informe señaló astutamente que «parece probable que las supersticiones florezcan en una atmósfera de tensión e inseguridad».
Los avistamientos de OVNIs cautivan la imaginación del público
El año 1947 fue un año lleno de acontecimientos.
Fue el año en que se creó la CIA, el año en que la Relación Especial Anglo-Americana aseguró el primer golpe de Estado liderado por Estados Unidos en Grecia con la Doctrina Truman, Chuck Yeager rompió la barrera del sonido y se encendió la primera computadora digital.
También fue el año en el que se produjeron los primeros avistamientos importantes de objetos voladores no identificados en los cielos de Estados Unidos y Gran Bretaña.
La primera observación de este tipo fue realizada por el piloto de la Fuerza Aérea Kenneth Arnold, que volaba de Chehalis a Yakima (Washington) el 2 de junio de 1947. Miró desde su cabina y vio «nueve cosas parecidas a platillos… volando como gansos en una línea diagonal similar a una cadena».
Tras la publicación del informe de Arnold en la prensa local, civiles de 40 estados vieron avistamientos y, a finales de año, se habían notificado a las autoridades cientos de avistamientos. En el Reino Unido se estaban produciendo avistamientos similares… pero ¿de qué se trataba? No había habido ningún avistamiento de ovnis antes de 1947… ¿Qué estaba pasando?
¿Eran máquinas voladoras de origen ruso enviadas para amenazar vidas estadounidenses? ¿Eran manifestaciones del inconsciente colectivo, como afirmaba el gurú de Allen Dulles, Carl Jung? ¿Eran globos meteorológicos, como decían algunos funcionarios del gobierno? ¿Eran extraterrestres que justo ahora habían decidido comenzar a volar alrededor del mundo y hacer notar su presencia?
¿O acaso se trataba de aviones desarrollados bajo la niebla del secreto que podrían tener alguna conexión con los proyectos secretos de platillos voladores alemanes que se habían desarrollado durante la Segunda Guerra Mundial?
En una entrevista con NPR Radio, Annie Jacobson (autora de Área 51: Una historia sin censura de la base militar ultrasecreta de Estados Unidos) afirmó:
«La locura por los ovnis comenzó en el verano de 1947. Varios meses después, el servicio de inteligencia G2, que en aquel momento era el cuerpo de inteligencia del ejército, dedicó una enorme cantidad de tiempo y dinero a buscar a dos antiguos diseñadores aeroespaciales del Tercer Reich llamados Walter y Reimar Horten, que supuestamente habían creado un disco volador».
Durante la Segunda Guerra Mundial, los hermanos Horten estuvieron asociados con el científico austríaco Viktor Schauberger, autor de innovadores diseños de implosión, tecnología de vuelo que utiliza corrientes de agua y electromagnetismo para generar máquinas voladoras que, según todos los relatos sobrevivientes, volaban más rápido que la velocidad del sonido.
Aunque gran parte de su investigación fue confiscada y clasificada por las naciones vencedoras después de la Segunda Guerra Mundial, a Schauberger se le prometió patrocinio gubernamental en Estados Unidos, lo que indujo al inventor a mudarse al otro lado del océano, donde el programa Avro Arrow de Canadá buscaba sus diseños para aviones de lanzamiento de misiles nucleares supersónicos.
Cuando descubrió que su trabajo sólo sería utilizado con fines militares, Schauberger se resistió y, en el transcurso de varios meses, sus patentes fueron esencialmente robadas y regresó a Austria, donde murió en 1958.
El nieto de Schauberger describió la injusticia que acosaba al gran científico diciendo:
«Al final, mi abuelo firmó un contrato en el que cedía los derechos de todas sus ideas, todas sus patentes y pensamientos a un consorcio americano, sólo para poder volar de vuelta a casa. Y, como sabéis, cinco días después, ya de vuelta a casa, murió».
Schauberger había supervisado varios otros proyectos de discos voladores durante la guerra, incluidos los modelos Thule Haunebu 2 y 3 de discos propulsados por motores electromagnéticos y los modelos de disco Vril construidos en la Unidad E-IV de la Rama Técnica de las SS. La mayoría de los planos y prototipos fueron destruidos por los nazis antes del final de la guerra o absorbidos por las fuerzas occidentales después del final de la guerra.
Aquí se pueden ver imágenes de algunos de los prototipos de platillos que sobrevivieron a las purgas de 1945.
Otros modelos avanzados de aviones iniciados durante la guerra incluyen el avión de combate Vought ‘Flying Flap Jack’ V173 desarrollado por Charles Zimmerman en 1942 con un diseño de disco volador.
Y el cazabombardero turborreactor Horton H IX.
Un informe desclasificado de la CIA de mayo de 1953 expuso el trabajo sobre platillos volantes iniciado por ingenieros aeroespaciales alemanes bajo la dirección del jefe del Ministerio de Armamento de Alemania, Albert Speer. El informe de la CIA señaló que la construcción de platillos volantes había continuado después de 1945 bajo la dirección de la canadiense Avro Arrow y los soviéticos (aunque no mencionó a los EE. UU.).
Al describir un experimento del 14 de febrero de 1945 con un modelo de platillo, el informe de la CIA dice: «Los platillos voladores son conocidos como una realidad desde que se demostró la posibilidad de su construcción en planes elaborados por ingenieros alemanes hacia el final de la Segunda Guerra Mundial… durante el experimento… el ‘platillo volador’ alcanzó una altitud de 12.400 metros en 3 minutos y una velocidad de 2.200 kilómetros por hora».
Además de los aviones de platillo volador experimentales de diseño alemán cooptados por las naciones aliadas después de la Segunda Guerra Mundial, que dieron lugar a avistamientos al otro lado del Atlántico, otro elemento de la ilusión de avistamientos de ovnis se puede encontrar dentro de la ciencia del engaño del radar.
Engaño del radar: CIA+ECM=OVNIs
Las técnicas de engaño del radar se desarrollaron en la Segunda Guerra Mundial y se utilizaron para crear «ruido» con el fin de interrumpir la información recibida por los operadores de radar enemigos. Esto se conocía como contramedidas electrónicas [ECM, por sus siglas en inglés].
Otra tecnología de engaño del radar desarrollada durante la guerra era la de suplantación de radar, que implicaba la creación de objetos falsos recibidos por operadores de radares engañados en forma de aviones fantasma. El primer director de la NSA que trabajó en estrecha colaboración con la inteligencia británica como la rama estadounidense de los Five Eyes fue el general Robert Samford, quien describió esta capacidad al New York Times en 1952 cuando dijo: «Estamos aprendiendo cada vez más sobre el radar… [que es] capaz de hacer trucos para los que no fue diseñado».
El Dr. Leon Davidson, un destacado ingeniero químico que trabajó en el Proyecto Manhattan, se convirtió en uno de los investigadores de ovnis más eficientes durante la Guerra Fría. En 1959 escribió un ensayo titulado CIA+ECM=OVNIS: Cómo provocar una citación por radar, donde afirmaba:
«Sostengo que desde 1951, la CIA ha provocado o patrocinado avistamientos de platillos voladores para sus propios fines. Mediante una astuta manipulación psicológica, se ha presentado una serie de eventos “normales” para que parezcan pruebas bastante convincentes de la existencia de ovnis extraterrestres».
El Dr. Davidson citó una edición de marzo de 1957 de Investigación y desarrollo de la aviación que decía:
«Se ha desarrollado un nuevo sistema de simulación de objetivos móviles por radar, que genera una visualización de hasta 6 objetivos individuales en cualquier indicador de radar estándar para entrenar a los operadores de radar y para realizar pruebas en vuelo del personal de alerta temprana aerotransportada. Las posiciones, trayectorias y velocidades de los objetivos pueden simular trayectorias de vuelo realistas. Se generan fácilmente velocidades de hasta 10.000 nudos (aproximadamente 11.500 mph) Se puede hacer que el objetivo gire a la izquierda o a la derecha. Para cada objetivo hay un ajuste para proporcionar una presentación realista del alcance».
En la década de 1960, la CIA llevó el engaño por radar a nuevos niveles con el Proyecto Palladium, redefiniendo el arte de proyectar aviones fantasma en el radar.
Las unidades de radiofrecuencia digital son ampliamente utilizadas por la Marina y la Fuerza Aérea de los EE. UU. y se utilizaron para enviar señales falsas a Libia en la década de 1980 como parte de un plan para derrocar al presidente Gadafi, bajo el programa VECTOR de la CIA. El plan era enviar señales falsas al radar libio que causarían suficiente confusión interna dentro del ejército de Libia como para que pudiera ocurrir un cambio de régimen al amparo del caos. Cuando estos planes se filtraron a la prensa en 1986, el plan se suspendió.
Pero la estrategia fue retomada nuevamente cuando las defensas aéreas de Teherán comenzaron a detectar aviones fantasma en su radar en 2004, lo que fue parte de los esfuerzos de Dick Cheney para llevar a cabo un cambio de régimen en Irán.
Hay muchas razones para creer que esta tecnología se utilizó nuevamente contra Irán en enero de 2020, cuando los operadores de radar iraníes detectaron un misil entrante que su defensa aérea derribó, solo para darse cuenta con horror de que lo destruido no era un cohete sino un avión civil.
La CIA juega al juego OVNI
Si bien las investigaciones sobre OVNIs del gobierno de Estados Unidos se llevaron a cabo de forma fragmentada a partir de 1947 bajo el Proyecto Sign (1947), seguido por el Proyecto Grudge (1949), el proyecto de investigación sobre OVNIs patrocinado por el gobierno más influyente se creó en 1949 con el Grupo de Trabajo de Platillos Voladores del Reino Unido bajo la presidencia de sir Henry Tizard, a quien ya hemos conocido.
El grupo de trabajo de platillos volantes de Tizard estaba cumpliendo las órdenes de lord Louis Mountbatten, excomandante aliado de la Flota del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, quien señaló la utilidad de una posible amenaza alienígena para unir al mundo. En 1950, lord Mountbatten declaró:
«El hecho de que puedan flotar y acelerar para alejarse de la gravedad de la Tierra nuevamente e incluso girar alrededor de un V-2 en Estados Unidos demuestra que están muy por delante de nosotros. Si realmente llegan a un acuerdo importante, eso podría resolver la guerra entre capitalistas y comunistas. Si la raza humana desea sobrevivir, debe unirse».
Las declaraciones de Mountbatten se hicieron eco de las realizadas anteriormente por el ministro de Asuntos Exteriores británico, Anthony Eden, quien declaró en marzo de 1947:
«A veces pienso que la gente de este planeta distraído nunca se unirá realmente hasta que encuentre a alguien en Marte contra quien enojarse».
Estas ideas fueron esbozadas incluso antes por H. G. Wells cuando escribió en La guerra de los mundos: «¿Acaso [los marcianos] comprendieron que nosotros, millones de nosotros, estábamos organizados, disciplinados y trabajábamos juntos? Puede ser que, en el diseño más amplio del universo, esta invasión desde Marte no esté exenta de un beneficio final para los hombres… ha hecho mucho para promover la concepción del bien común de la humanidad».
Este concepto fue nuevamente esbozado por el compañero de Wells, el socialista fabiano en Estados Unidos, John Dewey, quien pronunció un discurso ante una delegación imperial japonesa en Washington en 1917 diciendo:
«La mejor manera de unir a todas las naciones de este planeta sería un ataque desde algún otro planeta. Frente a un enemigo tan extraño, la gente respondería con un sentido de unidad y propósito».
Después de que se publicara el informe de Tizard en 1950, el general de la Fuerza Aérea Charles Cabell lanzó una versión estadounidense de este programa bajo el nombre de Proyecto Bluebook (Libro Azul), que funcionó entre 1952 y 1969 y que sería dirigido por el capitán Edward J. Ruppelt durante sus primeros tres años.
Desde 1953 hasta ser despedido por John F. Kennedy en 1961, Cabell actuó como subdirector de la CIA bajo Allen Dulles, donde el dúo supervisó el cultivo del nuevo mito OVNI bajo la niebla del secreto de la Guerra Fría.
El Dr. Leon Davidson reconoció el nefasto papel de Allen Dulles como la mano guía detrás de la creación del mito OVNI.
Davidson comprendió que esta operación psicológica tenía un doble propósito: confundir a los rusos sobre la tecnología estadounidense y, al mismo tiempo, entablar una guerra psicológica masiva contra el propio pueblo estadounidense. En su Carta abierta a los investigadores de platillos voladores de 1962, Davidson dijo:
«Durante 1950, Allen Dulles se involucró activamente en el trabajo de la CIA sobre los platillos volantes y vio el impacto psicológico que tenían. Comenzó un plan para convertirlos en un arma de guerra psicológica. El libro de Ruppelt muestra claramente los pasos que dio la CIA. El Proyecto Bluebook se puso en marcha en 1950-51, Ruppelt fue seleccionado mediante un proceso de evaluación y preparado para el trabajo de relaciones públicas (sin su conocimiento), y se planificaron y llevaron a cabo una serie de incidentes que involucraron a unidades militares regulares, lo que llevó a casos considerados como evidencia auténtica de platillos volantes».
El trabajo del subdirector de la CIA, Charles Cabell, se vio facilitado por la espectacular explosión de avistamientos de ovnis en los Estados Unidos en 1952, cuando se registraron 889 avistamientos solo entre junio y octubre de ese año. Se trataba de 149 informes más de los que la Fuerza Aérea había recibido en total desde 1947, cuando comenzaron a registrarse los primeros avistamientos populares.
Davidson continuó señalando que Dulles había estado trabajando en estrecha colaboración con su amigo Carl Jung (en realidad un ocultista que trabajó como agente de la OSS durante la guerra y gurú personal de Dulles) en esta vasta campaña de operaciones psicológicas que se esforzaba por revisar toda la identidad de la humanidad reescribiendo la historia y las religiones con extraterrestres reemplazando el papel que alguna vez desempeñó Dios. Davidson escribió:
«A principios de los años 50, me quedó claro que la CIA, y en concreto Allen Dulles, había utilizado los acontecimientos relacionados con los “platillos voladores” […] como herramienta en la Guerra Fría. Dulles quería que Rusia malgastase esfuerzos en defensa contra objetos con las capacidades extremas que implicaban las historias públicas sobre los platillos volantes. […] Dulles también adoptó un concepto de su viejo amigo Carl Jung y se apropió del mito de que extraterrestres benignos han visitado la Tierra durante milenios. Utilizó ilusiones, trucos y sentido del espectáculo de los magos para mezclar avistamientos, aterrizajes y contactos con los avistamientos de pruebas militares legítimas. La percepción pública creció (de los cómics a los programas de televisión) en la opinión de que los viajes espaciales eran una posibilidad real, lo que facilitó las asignaciones del Congreso para la “carrera lunar” contra Rusia. Más tarde, Dulles encontró en los creyentes en los platillos volantes y sus clubes un vehículo de propaganda ideal».
Además del informe Tizard, el evento singular que dio el verdadero impulso al proyecto de investigación OVNI de la Fuerza Aérea probablemente podría atribuirse a los vuelos de julio de 1952 sobre Washington DC de dos objetos misteriosos que hicieron sonar las alarmas de una importante violación de seguridad.
¿Los soviéticos habían lanzado un ataque?
¿Eran estos objetos máquinas voladoras clasificadas estadounidenses o eran otra cosa?
Los paralelismos con la exitosa película de Hollywood de 1951 El día que la Tierra se detuvo, en la que los marcianos aterrizaron en Washington DC, eran difíciles de ignorar.
El ataque fabiano de John Dewey a Estados Unidos
El homólogo estadounidense de H. G. Wells fue el reformador educativo John Dewey, que ayudó a establecer una rama estadounidense de la London School of Economics de la Sociedad Fabiana en 1905, llamada The Rand School for Social Science, que exigía una reestructuración de la condición humana en sí misma, alejando la educación de un enfoque en el conocimiento hacia la socialización de los niños y la enseñanza de habilidades prácticas como la repostería, en lugar de pensar en griego, latín o filosofía profunda impropias de una sociedad esclavista.
En 1921, la Escuela Rand pasó a llamarse Liga para la Democracia Industrial y creó una red de 125 capítulos en todo Estados Unidos, con Dewey como su primer presidente. En 1919, con fondos de la Fundación Rockefeller, Dewey fundó la Nueva Escuela de Investigación Social en Nueva York. Fue a través de esta Nueva Escuela que los principales elementos de la Escuela de Frankfurt se infundirían en Estados Unidos después de 1932.
Al igual que Wells, Dewey era un socialista fabiano y un devoto de toda la vida del gobierno mundial que creía que la humanidad necesitaba liberarse de condiciones neuróticas como la «creencia en Dios», la familia o la nación para convertirse en ciudadanos globales saludables que no estuvieran contaminados por ideas obsoletas como la sacralidad del individuo o el derecho a la propiedad. En su libro de 1930 Lo que creo, Dewey expuso su creencia de que el cristianismo era una doctrina obsoleta que necesitaba ser reemplazada por una nueva religión científica mundial basada en la experiencia personal. Dewey escribe:
«La fe en el autor y la autoridad divinos en los que confiaba la civilización occidental, las ideas heredadas del alma y su destino, de revelación fija, de instituciones completamente estables, de progreso automático, se han vuelto imposibles para la mente cultivada del mundo occidental. Es psicológicamente natural que el resultado sea un colapso de la fe en todas las ideas fundamentales organizadoras y directivas. El escepticismo se convierte en el signo e incluso en la pose de la mente educada»
La «mente educada» de Dewey, que abraza el escepticismo puro hacia todo lo no sensorial, también se basa en la idea liberadora de que la Verdad no es una, sino que está dividida en tantas maneras como podamos experimentar:
«Creo que es imposible ni siquiera empezar a imaginar los cambios que se producirían en la vida —personal y colectiva— si la idea de una pluralidad de significados y propósitos interconectados sustituyera a la del significado y el propósito. La búsqueda de un bien único e inclusivo está condenada al fracaso».
¿Qué sería de las religiones judeo-cristianas de las que la humanidad se desprende por las fuerzas de la selección natural a medida que emergemos hacia la nueva era? Dewey describe un posible papel limitado para aquellos tipos de sectas religiosas que se comportan de acuerdo con sus estándares globalistas diciendo:
«Yo diría que el futuro de la religión está relacionado con la posibilidad de desarrollar una fe en las posibilidades de la experiencia y las relaciones humanas que creará un sentido vital de la solidaridad de los intereses humanos e inspirará la acción para hacer realidad ese sentido. Si nuestras instituciones supuestamente religiosas aprenden a utilizar sus símbolos y ritos para expresar y realzar esa fe, pueden llegar a ser aliados útiles de una concepción de la vida que esté en armonía con el conocimiento y las necesidades sociales».
En la medida en que los símbolos y rituales del cristianismo sean útiles para marcar el comienzo de esta futura religión científica mundial, entonces pueden ser considerados un «aliado», pero si no, entonces deben ser eliminados.
Pero ¿qué podría inducir a la humanidad a abandonar sus antiguas creencias? Obviamente, la guerra es útil para sacudirnos la autocomplacencia y las viejas costumbres, pero si eso fallara, entonces Dewey probablemente fue uno de los primeros ingenieros sociales que reconocieron el valor de un ataque de extraterrestres.
En 1917, Dewey pronunció un discurso en Nueva York diciendo:
«Alguien comentó que la mejor manera de unir a todas las naciones de este planeta sería un ataque desde algún otro planeta. Frente a un enemigo tan extraño, la gente respondería con un sentido de unidad y propósito».
Notas:
[1] Cuando David Ogilvy, un estrecho colaborador de Cantril, leyó un borrador de El canadiense tranquilo (la biografía de William Stephenson escrita por H. Montgomery Hyde en 1963), le escribió al autor diciendo: «Le ruego que elimine todas las referencias a Hadley Cantril y al Dr. Gallup… El Dr. Gallup fue y sigue siendo un gran amigo de Inglaterra. Lo que ha escrito le causaría angustia y daño. Uno no quiere dañar a sus amigos. En los años siguientes, Hadley Cantril ha realizado una gran cantidad de encuestas secretas para el gobierno de los Estados Unidos. Lo que ha escrito lo comprometería, y el SIS [MI6] no tiene por costumbre comprometer a sus amigos».
continúa en la parte II.………………………………………….