El Libro de los Espíritus es la obra magna de Allan Kardec; fue el primer compendio sistemático de conversaciones mediúmnicas que escribió, allá por 1857, y con el que obtuvo un notable éxito. Por extensión, se podría decir que es la biblia del movimiento espiritista, una obra referencial sin duda.
Y esto es así por el contenido del libro, ya que exceptuando la Introducción y Prolegómenos que son elaborados por Allan Kardec, el resto del escrito es, presuntamente, un dictado de los mismos Espíritus elaborado y organizado a partir de las comunicaciones de las que Kardec fue testigo en diferentes sesiones espiritistas.
Una vez seriamente persuadido de la existencia de seres inmateriales (desencarnados los llamaba) con los que cabía la posibilidad de comunicarse en determinadas circunstancias, Kardec intentó con sus estudios establecer una leyes, unos principios fundamentales para a partir de ahí desarrollar una doctrina coherente para la nueva corriente espiritista, que como el mismo dice “tiene como principios las relaciones del mundo material con los Espíritus o seres del mundo invisible”. Con este fin acudió a las sesiones y, a través de los médiums, formuló las preguntas que el consideró necesarias y oportunas para, con testimonios de primera mano obtenidos de seres desencarnados, organizar y conformar adecuadamente dicha doctrina, de manera que respondiera a una estructuración sistemática. De este modo elaboró “El libro de los Espíritus”, cuyo cuerpo principal estaba formado por cientos de preguntas metódicas con sus correspondientes respuestas.
En una extensa introducción, Kardec intenta sustentar la teoría espiritista desde un punto de vista más o menos científico, proponiendo definiciones y explicando detalladamente términos, procedimientos y hechos, que van desde el mismo fenómeno de las “mesas parlantes” hasta elucubraciones filosóficas de la propia existencia inmaterial o aspectos morales del estudio espiritista y de las propias comunicaciones relatadas; pretende ser un riguroso análisis, que al menos implica un loable esfuerzo intelectual.
A continuación el autor transcribe unos breves Prolegómenos en los que los propios Espíritus dictan una especia de prólogo a modo de presentación del cuerpo doctrinario espiritista como enseñanza, casi revelación. Se menciona la supuesta autoría de espíritus que hubieron encarnado en vida a personajes como san Juan Evangelista, san Agustín, san Vicente de Paul, san Luis, Sócrates ,Franklin, Platón, Fenelon…
En este punto es importante señalar que Kardec establece una jerarquía espiritual basada en la supuesta elevación moral de los espíritus, por supuesto directamente relacionada con la personalidad encarnada en este mundo por los mismos espíritus y que se reflejaría en los contactos de las sesiones mediúmnicas por el comportamiento de estos seres y, sobre todo, por la calidad moral e intelectual de las comunicaciones obtenidas de cada uno de ellos. Huelga decir que Kardec filtra escrupulosamente los dictados obtenidos en base a esas reglas de comportamiento. Evidentemente el hecho de atribuir los dictados a determinados personajes históricos no es aleatorio, o lo es hasta el punto de que podamos asumir y creer la palabra de los mismos espíritus contactados, que se presentan a sí mismos con esos nombres.
En cuanto al contenido en sí de las conversaciones, abunda el contenido religioso, filosófico y de carácter moralista, dividiéndose el texto en varios libros o secciones que tratarían temas concretos como las causa primeras de la existencia (Dios, la creación…), el mundo de los espíritus, consideraciones generales sobre la moralidad y reflexiones acerca del cielo y el infierno…
Termina la obra con una Conclusión (firmada por el espíritu de san Agustín) en la que se refuerzan los testimonios del libro con alegaciones y razonamientos diversos, y se insta al lector a tomarse en serio todas las consideraciones emanadas del mundo espiritista, diciendo a la postre:
“Harto tiempo se han destrozado los hombres y anatematizado en nombre de un Dios de paz y misericordia, y Dios se siente ofendido de semejante sacrilegio. El espiritismo es el lazo que los unirá un día, pues les hará ver dónde está la verdad y dónde el error; pero aún habrá, durante mucho tiempo, escribas y fariseos que lo negarán, como negaron a Cristo……”
El libro de los Espíritus tuvo un gran éxito y repercusión inmediatamente tras su primera edición en 1857. Esta primera edición constaba de 501 cuestiones, ampliadas a 1018 en una segunda edición del libro aparecida en 1860 y que sería la que conformaría el texto definitivo.