AMULETOS Y TALISMANES (parte II)

AMULETOS Y TALISMANES (parte II)TALISMANES

 

 

 


La palabra talismán tiene el mismo significado que el vocablo griego “télesma”, que significa “objeto consagrado” (verbo “telein”, “consagrar”)  y que definía ya así a estos peculiares objetos utilizados en ritos ceremoniales o mágicos; esta palabra helénica derivó en el árabe “tilasm”, que significa conjuro, encantamiento; sin embargo parece que su origen más antiguo está en la voz persa “tilism”. Todas estas palabras apuntan a una definición: objeto consagrado por ritual para provocar efectos  concretos mediante la magia.

 

Aquí tenemos la primera diferencia entre talismán y amuleto: el talismán ha de ser consagrado para su posterior función mediante un ritual particular que le otorgue el poder requerido según la fuerza que queramos invocar o atraer. Luego la energía en que basa su naturaleza el talismán es de tipo dinámico, en el sentido que sirve para “atraer” o “invocar” algo a nuestro círculo o entorno. Otra diferencia que se deriva de lo anterior es que el talismán sería un objeto fabricado y probablemente ornamentado, más que un objeto natural (el amuleto generalmente tiene propiedades mágicas por su propia naturaleza). Y, atendiendo a su uso más explícito y experto en magia ceremonial, un talismán se definiría como “una figura mágica cargada con la fuerza que se destina a representar”.

 

Llegados a este punto podemos observar que el talismán es en esencia (y este ha sido su uso en los círculos esotéricos desde siempre) una herramienta destinada a ejercer una influencia mágica (en el sentido de provocada, no natural) por el operador. Es probable que al derivar a un uso común se haya generalizado su utilidad como objeto fabricado con el fin de atraer eventos positivos deseados al círculo del poseedor, ya sea buena fortuna en general o un hecho positivo concreto en un momento determinado.

 

Continuando con el aspecto mágico más puro del talismán, debemos entender que por su naturaleza tal y como la he expresado es un objeto absolutamente particular y único y desde luego su eficacia va a estar determinada por el arte del operador  que lo ha creado (o, al menos, cargado) y lo va a utilizar. Esto es así porque hay que dotar al objeto del tipo de energía que queremos invocar para que sirva como de “enlace” entre nosotros y aquello en lo que fijamos nuestra voluntad; pero esta operación se desarrollará en términos de “fuerzas” o “aspectos de la fuerza”, por cuanto la “carga” del talismán deberá ser efectuada mediante un ritual (dicho como acto que se lleva a cabo con una intención) donde el trabajo mental y las asociaciones simbólicas son partes fundamentales.

 

Así que podemos resumir diciendo que un talismán bien confeccionado y usado  operaría acercándonos a aquel aspecto o circunstancia (puede ser algo tangible o algo más bien psíquico) que queremos asimilar o atraer a nuestro entorno vital, actuando como enlace o como una especie de catalizador de frecuencias vibratorias.
Normalmente los talismanes incorporan símbolos y grabados de carácter esotérico acordes a su función; estos pueden ser desde símbolos cabalísticos, alquímicos o astrológicos, hasta representaciones numerológicas o mitológicas, o incluso caracteres angélicos o nombres e invocaciones sagrados. Es bastante usual como figura base de un talismán el pentagrama o la estrella de seis puntas, así como el caduceo o ciertos tipos de cruces.

AMULETOS Y TALISMANES

 

Como ejemplo de talismanes famosos en el ámbito ocultista podemos citar las Clavículas de Salomón diseñadas por Eliphas Levi. Se trata de una serie de talismanes elaborados con jeroglíficos e inscripciones en caracteres hebreos que el mismo Eliphas Levi nos presenta de esta manera en su obra “Las Clavículas de Salomón”:
“Estos talismanes pueden grabarse sobre siete metales o dibujarse sobre pergamino virgen, después deben consagrarse y magnetizarse según el propósito y el fin que se precise, logrando de este modo crear los focos de la luz magnética. Posteriormente se incensarán con los perfumes del ritual y se guardarán en paños de seda o en envases de vidrio con el fin de que conserven intacta su fuerza. No deben ser prestados ni dados a nadie, a menos que se hayan hecho por encargo de otra persona y previo acuerdo con ella. Estos poderosos talismanes rechazan las ilusiones y espejismos de la mente; los espíritus negativos y errantes tiemblan ante ellos porque son símbolos del Verbo que gobierna a todos los espíritus.”

 

En circunstancias extraordinarias o en instrumentos mágicos con un poder fuera de lo común podríamos encontrar objetos que ejercieran simultáneamente la función de amuleto y talismán, como es el caso de las citadas Clavículas de Salomón.