Aproximadamente entre los siglos VII y XI de nuestra era existió en la región de Eurasia, en el área geográfica que incluye la parte este de la actual Ucrania, el sur de Rusia y Kazajistán, un reino próspero y poderoso llamado Khazar, o Khazaria. A pesar de que la realidad histórica del reino de Khazaria está rodeada de controversia (cuando no directamente soslayada) debido a la falta de información escrita directa y a la destrucción de registros históricos a lo largo del tiempo, un estudio objetivo de la información disponible nos permite concluir que este reino ciertamente no sólo existió, sino que hay evidencias que apuntan al hecho de que supuso un extraordinario fenómeno en la Historia que eventualmente unió a las tres principales religiones abrahámicas bajo una alianza ecuménica de cooperación durante más de un siglo, además de servir como piedra angular para las, por aquel entonces, recién renacidas rutas comerciales de la Ruta de la Seda, uniendo Asia con Oriente Medio y Europa en colaboración con la dinastía Tang china confuciana (618-912 d.C.) y otros pueblos coetáneos.
Aunque los orígenes de los habitantes de Khazaria, los khazars o jázaros, y las circunstancias de la evolución del propio estado son todavía objeto de debate entre los escasos investigadores que han trabajado en su reconstrucción histórica (ya que la mayoría de académicos oficiales prácticamente han ignorado su existencia, o la han considerado mínimamente), podemos elaborar una crónica aproximada en base a algunos hechos generalmente admitidos como válidos.
Por lo tanto, para sumergirnos en la singular y sorprendente historia de este reino olvidado repasaremos las referencias documentales, que por desgracia sólo están disponibles a través de fuentes indirectas, ya que el grueso de información sobre Khazaria proviene de fuentes extranjeras, básicamente relatos bizantinos, árabes y judíos, y curiosamente no existen fuentes escritas internas del reino que documenten su existencia. Situaremos esta información en el contexto de la época y en relación a los pueblos contemporáneos con los que pudo relacionarse Khazaria para intentar perfilar una imagen que nos pueda dar una idea de lo que supuso su existencia, que por diversos motivos debió de desempeñar un papel clave que difícilmente podemos valorar en toda su extensión debido al abandono histórico sufrido por razones desconocidas.
En líneas generales, el Reino de Khazaria fue establecido originalmente por pueblos de carácter nómada, pero con el tiempo se transformó en un reino sedentario con una estructura política perfectamente formal y cohesionada. Khazaria tenía una monarquía hereditaria con un rey (khagan) como jefe de estado; Además del khagan, diversas fuentes hablan de un segundo rey o gobernante llamado bek que ejercía el mando efectivo del ejército, con lo cual tendríamos una doble realeza en el reino jázaro probablemente heredada por sus raíces túrquicas y que en todo caso no era una circunstancia demasiado insólita en aquella época. Hablaremos más adelante de esta peculiar forma de gobierno.
El poder real en Khazaria estaba respaldado por un sistema de clanes nobles que formaban una clase alta militar y administrativa. Además, Khazaria tenía un sistema de gobierno centralizado que incluía funcionarios que gestionaban asuntos administrativos y judiciales, y un ejército permanente, lo cual era bastante extraordinario en aquellos tiempos y reservado a estados realmente poderosos y prósperos.
Una característica muy notable de Khazaria fue su conversión al judaísmo, se cree que en el siglo VIII. Esto marcó un cambio esencial en la orientación religiosa del reino, hasta entonces una amalgama de confesiones que coexistían pacíficamente: los reyes de Khazaria, así como una buena parte de la élite del reino, adoptaron el judaísmo como religión, aunque no la impusieron al pueblo jázaro. Existen numerosos testimonios de autores medievales de diversas procedencias y creencias acerca de esta conversión. Un ejemplo claro de estos testimonios sería la obra “Kuzari” del filósofo y poeta sefardí Yehuda haLevi, que vivió a finales del siglo XI y principios del XII. En esta obra, el autor refiere las circunstancias de la conversión, desde el punto de vista del propio rey jázaro. Sin embargo, el relato está escrito en tono poético y algo místico, por lo que algunos historiadores no lo consideran estrictamente veraz; aun así, es un buen ejemplo y demuestra que el autor pudo tener acceso a fuentes jázaras fiables.
El Reino de Khazaria desapareció gradualmente en el siglo XI, principalmente debido a las invasiones de pueblos vecinos, así como al propio debilitamiento interno por motivos no aclarados.
Así lo expresó el historiador y orientalista ruso del siglo XIX Vasilii V. Grigoriev:
“El pueblo jázaro fue un fenómeno inusual en la época medieval. Rodeados de tribus salvajes y nómadas, tenían todas las ventajas de los países desarrollados: gobierno estructurado, comercio vasto y próspero y un ejército permanente. En la época en que un gran fanatismo y una profunda ignorancia se disputaban su dominio sobre Europa occidental, el Estado jázaro era famoso por su justicia y tolerancia. Personas perseguidas por su fe llegaron a Khazaria desde todas partes. Como una estrella reluciente, brilló intensamente en el sombrío horizonte de Europa y se desvaneció sin dejar ningún rastro de existencia.» (Vasilii V. Grigoriev, «Sobre la dualidad del poder supremo entre los jázaros», 1835)
El origen
Podemos remontar el origen del pueblo jázaro hasta los Göktürk (a veces traducido como “turco azul o celestial”), una confederación de pueblos nómadas que lograron formar un extenso imperio gobernados por el clan Ashina: este clan se menciona por primera vez en las crónicas chinas hacia principios del siglo V, y se dice que sus miembros destacaban por ser expertos orfebres. Originarios del norte de China, en el siglo V los Ashina fueron desplazados hacia el noroeste obligados por la guerra, donde se mezclaron con otros pueblos túrquicos y habitaron en el ya establecido khaganato (reino) de Rouran, un estado de origen protomongólico ubicado en las montañas de Altai, lo que hoy en día es un enclave cruce de naciones entre China, Rusia, Kazajistán y gran parte de Mongolia, y que había sido una superpotencia esteparia hegemónica desde el siglo IV.
Los Göktürk, liderados por el clan Ashina, se rebelaron contra el khaganato Rouran al que vencieron (año 552) y desplazaron, estableciendo a mediados del siglo VI el primer khaganato turco de la Historia. Entendemos el término “turco” como el conjunto de grupos étnicos nómadas que tienen en común la lengua turca, cuyo ancestro el “prototurco” se cree primitivamente originario de Asia central o incluso el este del continente asiático (no hay consenso en este punto). También se suelen considerar asiáticos originarios de las estepas de la actual Mongolia, buenos guerreros ejercitados en la equitación y el tiro con arco y que, aunque siempre aparecen relacionados con las dinastías chinas, con el tiempo se expandieron y forjaron su propio imperio; de este modo llegarían al Medio Oriente y Anatolia, habiendo asimilado genéticamente aspectos de pueblos intermedios con los que se mezclaron lo que dio lugar con el tiempo a un cambio de apariencia entre ellos. Aunque se dice que los primeros pueblos turcos pudieron surgir hacia el año 200 a. C. (contemporáneos de la dinastía Han china) y se les asocia con la tribu de los hunos original («xiongnu» en chino), la primera referencia oficial aparece en un texto chino del siglo VI, donde se les denomina “tujue”, y la primera vez que ellos se definen a sí mismos como turcos sería precisamente a partir del imperio Göktürk.
Hacia el año 580 d.C., el Imperio Göktürk se había extendido desde Mongolia, a través de Eurasia, hasta Crimea en la actual Rusia. El imperio, que había surgido como hemos visto sólo unas décadas antes, pudo desempeñar un papel diplomático importante en la mediación de las relaciones entre el Imperio Bizantino (el Imperio Romano Oriental superviviente) y el Imperio Persa Sasánida pre-musulmán, favorecido por sus fronteras geográficas con ambos. No obstante, en la época de mayor expansión y esplendor de los Göktürk hacia finales del siglo VI, incluso el Imperio Sasánida llegó a pagarles tributo.
Además, a través de una serie de matrimonios con princesas destacadas de la efímera dinastía Wei y de la dinastía Zhou del Norte de China (en el siglo VI), los principales reyes o Khagans de los Göktürk desempeñaron un papel decisivo a la hora de facilitar la reactivación de las antiguas rutas comerciales de la Ruta de la Seda, corredores que habían caído en desorden con el colapso de la dinastía Han en el año 200 d.C. y que ahora se incluían en los territorios del imperio Göktürk.
Con la muerte del cuarto gobernante (Taspar Khagan) hacia el año 581 d.C., facciones enfrentadas compitieron por el control y estalló una guerra civil que resultó en la eventual división del imperio en una parte oriental y otra occidental. Antes del surgimiento de la dinastía Tang china en el año 618, varias dinastías rivales en China y su interacción con los Göktürk también serían un factor influyente en el desorden que se extendió por Asia central y oriental durante estos años ciertamente caóticos.
Khazaria fue establecida probablemente a mediados del siglo VII por el Khaganato turco occidental, que se había independizado definitivamente de cualquier obediencia al imperio matriz turco oriental cuando este último fue derrotado militarmente por el emperador Taizong de la dinastía Tang de China en el año 630, coincidiendo con la época del proceso de unificación de China por parte de los Tang y quedando los turcos orientales desde entonces subyugados a China hasta prácticamente su pérdida de influencia un siglo después; los chinos acosarían al Khaganato occidental hasta su desaparición también a mediados del siglo VIII; casi todo el extenso imperio Göktürk quedaba entonces en manos chinas (sobre todo de la etnia uygur), y sólo la región más occidental de los Göktürk permaneció independiente, conformando y perfilando sus fronteras y comenzando así la historia propia de Khazaria.
Con la victoria de Taizong sobre los Göktürk, el emperador chino fue nombrado “Tengri Khagan” (Rey Celestial), autoridad suprema sobre todos los turcos. A su vez, miles de turcos emigraron al reino de la dinastía Tang china y parte de las élites turcas se establecieron en la capital imperial y sirvieron en los ejércitos chinos. Las cartas de varios líderes turcos a la corte Tang hasta el año 741 d.C. continuaron reconociendo a los emperadores de China como «Khagan celestial».
Puesto que en ello radican las creencias religiosas esenciales de los migrantes turcos que establecieron el reino de Khazaria, hemos de puntualizar que Tengri era el nombre dado por los pueblos turcos a su dios principal, el Dios del Cielo, por lo que se conoce también a su religión autóctona como tengrianismo. Sus creencias se basaban en el animismo y chamanismo con un marcado culto a los antepasados, con ausencia de una clase sacerdotal y carente de proselitismo. Atila, el rey de los hunos que invadió el imperio Romano en el siglo V, practicaba el tengrianismo, e incluso siete siglos después el propio Gengis Khan, el gran conquistador mongol, achacaba sus victorias en el campo de batalla a la intervención del dios Tengri.
Con el advenimiento de la dinastía Tang el confucianismo chino se extendió definitivamente por todo el mundo turco: los recién independizados turcos del oeste rápidamente establecieron un gobierno centralizado en Khazaria, estado que se convirtió en un crisol de creencias religiosas amparadas por la gran permisividad que exhibía el gobierno del estado. Pero la característica más relevante es que hacia mediados del siglo VIII la clase gobernante de Khazaria se convirtió al judaísmo, manteniendo aun así un alto grado de tolerancia hacia cualquier otra creencia o confesión sobre todo entre las preeminentes tres religiones abrahámicas, con lo cual el reino se convirtió en señalado ejemplo de coexistencia pacífica entre religiones.
Paralelamente, la economía de Khazaria, en un principio basada principalmente en la pesca y la agricultura, cobraba relevancia. Incluso algunos restos descubiertos y analizados por investigadores especializados indican que los reyes jázaros acuñaron su propia moneda, de plata y de acuerdo a los estándares numismáticos de la época en lo que se refiere a pesos y medidas. En general, aunque se pensaba que los jázaros fueron principalmente meros intermediarios y no productores de bienes, cada vez se descubren más restos como obras de arte, cerámicas y otros objetos producidos por los mismos jázaros que demuestran que la producción autóctona jázara contribuyó a la economía global del mundo medieval.
El reino jázaro además se convirtió en piedra angular de la Ruta de la Seda, con caminos principales de la Ruta esteparia que iban de este a oeste a través de tierras desde el territorio Uygur en el este del continente (noroeste de China) hasta la península de Crimea, y líneas de exportación e importación comercial a lo largo de los ríos Dnieper, Don y Volga que desembocaban en el mar Caspio y mar Negro. Khazaria de hecho controlaba la asimismo importante ruta comercial norte-sur a lo largo del Volga, desde Escandinavia a través de Rusia Central hasta el actual Irán y Azerbaiyán. Dado que las guerras casi continuas en Europa occidental con el Islam hicieron muy difícil el comercio en el Mediterráneo, haciendo también inseguro para los comerciantes cristianos o musulmanes moverse a través de los territorios enemigos, esta ruta jázara era crucial y su papel indispensable para el comercio entre los pueblos de Europa, Africa y Asia. El período de florecimiento de Khazaria y su relación con otros reinos e imperios contemporáneos dieron un fuerte impulso a la Ruta de la Seda.
En principio, la relación de Khazaria con los reinos vecinos fue relativamente amistosa y pacífica, aunque también había casos de tribus que pagaban tributos en señal de respeto, normalmente ganado en el campo de batalla gracias al poderoso ejército jázaro. Sí hubo confrontación contra los árabes en la primera época del imperio, debido al afán expansionista musulmán de aquella época. Respecto a las relaciones con el imperio bizantino, estas fueron al principio buenas, promovidas por el intercambio de presentes y ayuda mutua. De hecho, un emperador bizantino, León IV (775-780), fue apodado «el jázaro» por ser hijo de la princesa jázara Tzitzek, casada con Constantino V, anterior emperador de Bizancio. El matrimonio había sido solicitado y concertado por León III, el padre de Constantino, probablemente para formar un frente efectivo contra los árabes que por entonces también asediaban con fuerza al Imperio Bizantino. Pero en su época de mayor esplendor, Khazaria fomentaba la paz y el buen entendimiento entre los pueblos.
Ruta de la seda
La Ruta de la Seda -nombre popularizado por el geógrafo alemán Von Richthofen en el siglo XIX- es una red de caminos tanto terrestres como marítimos que surgió con la intención de unir la magnífica capital china de Chang’an (en el centro-este del país) con ciudades occidentales claves como Alejandría, en Egipto, o Constantinopla, la capital bizantina. La Ruta fue promovida en sus primeros comienzos, que datan del siglo II a. C., por la brillante dinastía china Han, para potenciar el comercio con las regiones occidentales, y su itinerario sufrió cambios y altibajos en función de la situación sociopolítica y las circunstancias de cada época durante los más de mil quinientos años que estuvo activa, hasta que el advenimiento del imperio otomano provocó su declive. En general, los estados más poderosos y organizados cuidaban de la Ruta e impulsaron su actividad; esto favorecía no sólo el comercio de todo tipo de productos además de la preciada seda china, sino un valioso intercambio cultural entre los pueblos que la ruta atravesaba y unía. Los recorridos de los caminos que integraban la Ruta de la Seda formaban parte de trayectos tanto comerciales como migratorios muy antiguos, algunos de los cuales se remontan al neolítico.
El Reino de Khazaria
El reino independiente de Khazaria floreció aproximadamente entre mediados del siglo VII y comienzos del XI. En atención a su importancia y su situación geográfica crucial, Khazaria disfrutó de relaciones diplomáticas y comerciales con muchos pueblos y reinos (incluidos los chinos, árabes, persas, bizantinos, alanos, magiares, eslavos y otros) e influyó en el curso de la historia medieval de diversas maneras. En principio, es un hecho incontestable que de no ser por el reino de Khazaria, gran parte de Europa del Este habría sido invadida por el avance expansionista del Islam. De la misma manera que Carlos Martel y sus francos detuvieron el avance de los musulmanes en la batalla de Poitiers (hacia el año 732) en el oeste, los jázaros frenaron el avance de los árabes en el norte en el Cáucaso también en el siglo VIII.
Una característica distintiva de Khazaria fue su sistema judicial único que sabiamente representaba las diversas religiones que buscaron refugio en esta tierra. Khazaria se había hecho famosa por su tolerancia y apertura (en su apogeo la mayoría de la población era una mezcla de cristianos, musulmanes y paganos, aunque el rey y su corte eran judíos y el judaísmo se extendió entre el propio pueblo apreciablemente). El historiador, geógrafo y viajero persa del siglo X Abu al-Istakhri describió la Corte Suprema de Justicia jázara, cuyos jueces estaban compuestos proporcionalmente por representantes de las religiones más extendidas, afirmando: “El rey tiene 7 jueces entre judíos, cristianos, musulmanes e idólatras. Cuando el pueblo tiene un pleito, es él quien lo juzga. Las partes no se dirigen al rey en sí, sino sólo a estos jueces”.
Conocemos los nombres de algunos reyes khazares a través de algunas fuentes escritas, aunque los detalles históricos son escasos. Entre estos reyes podemos citar:
Bulan: muy notable, se le menciona como el rey khazar que lideró la conversión al judaísmo en el siglo VIII. Durante su mandato el reino de Khazaria floreció a un alto nivel.
Obadiah (Tudya): un rey khazar que reinó durante el siglo VIII y continuó con la conversión al judaísmo, probablemente nieto de Bulan.
Joseph (Joseph Ben Aaron): fue un rey khazar del siglo X, de confesión judía, del que se tiene noticia por sus interacciones con el califato de Córdoba y otros gobernantes de la época, como el emperador bizantino coetáneo.
Hemos mencionado brevemente el sistema de gobierno jázaro consistente en una doble realeza, dos reyes en la cúspide de mando, circunstancia que se menciona sobre todo en las fuentes documentales árabes. La figura del khagan jázaro parece corresponder a su antecedente turco, en el sentido de que el khagan se consideraba un rey sagrado, divinamente designado y que traía fortuna celestial a su pueblo; se cree que el linaje podría ser incluso descendiente del noble clan Ashina, y el título real era hereditario. Su mando no era realmente efectivo; sus apariciones en público con el tiempo se hicieron más restringidas y esporádicas y su figura, aunque venerada, se situaba más bien a un nivel espiritual. Existía un segundo rey o cabeza visible, el khagan bek, que era el que parecía ostentar el mando efectivo principal en el reino. El bek era sobre todo comandante en jefe del ejército, al cual dirigía directamente; también ostentaba el poder ejecutivo en determinadas circunstancias en lo referente al gobierno del reino, y solía ser más pródigo en apariciones públicas.
No se sabe si esta forma de gobierno fue una constante durante toda la existencia del reino jázaro, ya que en ciertos períodos, sobre todo a partir del siglo X, parece no haber distinción entre ambas figuras, que en casos puntuales podrían haber sido asumidas por una misma persona. Sea como fuere, parece que el poder del bek fue aumentando con el correr del tiempo en detrimento del khagan, aunque siempre se le consideró inferior a este, salvo por supuesto en el caso de que un solo rey asumiera ambas funciones como parece ser el caso durante la regencia del rey Joseph, del cual se tiene noticia de que asumió diversos deberes de gobierno así como el caudillaje del ejército, aun siendo considerado khagan absoluto.
A finales del siglo VII, se cree que la capital jázara, o enclave más importante, fue la ciudad de Balanjar en la región del Caúcaso norte (no se conoce cuál fue exactamente su ubicación). Durante el siglo VIII, la capital del reino pasó a ser Samandar, ciudad al sur del país y también junto al mar Caspio, y desde posiblemente el año 750 hasta la invasión y destrucción del reino hacia principios del siglo XI, la ciudad capital se trasladó a Atil (Itil), en la desembocadura del río Volga y algo más al norte de Samandar. En el año 2005, el arqueólogo ruso Dmitri Vasiliev afirmó haber encontrado restos de la capital Atil en unas afortunadas excavaciones realizadas en el delta del Volga en su desembocadura en el mar Caspio.
Hay que señalar también que el mar Caspio todavía se llama mar de Khazar en los idiomas turco, árabe y persa actual.
Ciertas anomalías y peculiaridades suscitadas entre los aspectos históricos conocidos revelan suficientes indicios que parecen indicar que el reino judío Khazar no sólo era de carácter ecuménico (en su sentido más amplio de unidad religiosa universal), sino que su poder y existencia misma dependía de la alianza que forjó, según la teoría que enunciaremos, con el reino franco de Carlomagno y el califato abasí de Harun Al-Rashid, ambos contemporáneos de Khazaria.
continúa en la parte II……………………………..