KHAZARIA parte III

 

 

…………………………………viene de la parte II

 

 

Septimania: la entrada europea a la Ruta de la Seda

En 751, el califato omeya en España perdió un importante territorio llamado Septimania ante la nueva dinastía carolingia del rey franco Pipino el Breve (padre de Carlomagno) que gobernó entre 751 y 768. Septimania era el nombre de una región al sureste de Francia, junto al Mediterráneo, que albergaba la estratégica ciudad portuaria de Narbona, ciudad que por aquel entonces estaba defendida por una fuerte guarnición musulmana y tenía una gran población judía con la que Pipino y su hijo se aliarían. 

Esto sucedió de la siguiente manera:

Después de un asedio que duró varios años, el rey franco Pipino el Breve conquistó la ciudad de Narbona el año 759, que estaba en poder de los musulmanes del califato omeya andalusí. Por alguna razón, tal vez por haber recibido su apoyo en la conquista de la ciudad, el rey franco otorgó grandes privilegios a la comunidad judía de Narbona, concediéndoles incluso el derecho a tener un principado en la propia ciudad. Posteriormente, el hijo de Pipino, Carlomagno, no sólo renovó estos acuerdos sino que concedió a los judíos muchos territorios en la provincia de Septimania, y el derecho de gobierno sobre esta tierra. Para ello solicitó, puede que a petición de la propia comunidad judía, la presencia de un líder judío que ejerciera como gobernante acreditado.

El historiador hispano – judío Abraham ibn Daud da fe de estos hechos en su crónica “Seffer ha-Qabbalah”:

“Entonces el rey Carlos (Carlomagno) envió un mensaje al califa de Bagdad pidiéndole que enviara a uno de sus judíos de la simiente de la realeza de la Casa de David. Él escuchó y le envió uno de allí, un magnate y sabio, llamado Rabí Makhir. Y [Carlos] lo instaló en Narbona, la ciudad capital, y lo plantó allí, y le dio allí una gran posesión cuando la capturó a los ismaelitas [árabes]. Y él [Makhir] tomó por esposa a una mujer de entre los magnates de la ciudad…y el Rey lo hizo noble y diseñó, por amor a [Makhir], buenos estatutos para beneficio de todos los judíos que moraban en la ciudad, como está escrito y sellado en una carta latina; y el sello del Rey en él [lleva] su nombre Carolus; y está en su poder en la actualidad. Allí el príncipe Makhir se convirtió en jefe. Él y sus descendientes estaban estrechamente [interrelacionados] con el Rey y todos sus descendientes.”

 

Así que el califa abasí, a petición de Carlomagno, envió al erudito judío Natronai al Makhir, que sería conocido luego como “Makhir de Narbona” (725-765/793?) a quien el rey franco entronó como rey de Narbona con territorios propios en Septimania, se dice que incluso entregando a Alda, tía del propio Carlomagno, a Makhir como esposa. La estirpe de Makhir gobernaría allí durante más de un siglo…

De este modo, Carlomagno ponía fin a la política antijudía dominante en Europa durante siglos e incluso otorgaba a los judíos derechos de propiedad de tierras y títulos, un hecho sin precedentes en esa época. Además, es sabido que cuando Carlomagno o su padre establecían embajadas o precisaban tratar con los musulmanes abasíes, entre los enviados diplomáticos seleccionados siempre había judíos de confianza. El papa Esteban III (768-772), que defendía una doctrina más bien de «choque de civilizaciones», protestó enérgicamente contra esta política de Carlomagno intentando soliviantar a la iglesia y nobleza cristiana de Narbona, pero tanto Pipino como Carlomagno ignoraron esta y todas las demandas del Vaticano de renunciar a su programa ecuménico.

Esta política de pacifismo y colaboración mutua se vinculó con un acuerdo musulmán-cristiano liderado por Harun al Rashid en el año 800 cuando entregó el control de Tierra Santa a Carlomagno, declarando que la tierra del líder cristiano estaría protegida por el gobierno musulmán. Parece ser que este acuerdo fue negociado por el embajador judío de Carlomagno en Bagdad, Isaac, gran diplomático y amigo muy cercano al emperador. Las relaciones entre ambos reinos, que probablemente se iniciaron con Pipino el Breve y el califa Al-Mansur, no solo establecían sólidos lazos comerciales y culturales entre ambos, asistidos como hemos visto por una participación clave de los judíos, sino que establecían un frente contra enemigos comunes como el califato omeya, el Imperio bizantino y otros agentes que se oponían a la estabilidad de esta alianza humanista y ecuménica, muy mal vista por enfrentar los intereses comerciales o el afán de poder de dichos agentes.

Y volviendo a ubicar esta alianza en el escenario geopolítico internacional de la época, es importante recordar que Narbona/Septimania fue un punto de entrada clave para los productos de la Ruta de la Seda a Europa, y su colapso temprano habría sido devastador para la causa humanista. Esta alianza ecuménica fue lo suficientemente fuerte como para durar casi un siglo antes de colapsar bajo las intrigas posteriores, que consiguieron que los mezquinos nietos de Carlomagno cayesen en una guerra civil que fracturó el Imperio carolingio en regiones en conflicto que más tarde se convertirían en las fronteras de lo que es hoy la Europa moderna.

 

 

El renacimiento abasí

En el extremo opuesto del Mediterráneo, hay que señalar que la dinastía abasí fue conocida con todo merecimiento como la «Edad de Oro islámica», que marcó el comienzo de una reforma burocrática, monetaria y educativa promovida por el califato bajo un principio similar al confuciano del Mandato del Cielo (es decir, el derecho de un líder a gobernar era válido sólo mediante su obediencia a las leyes de la naturaleza y al bien común). Este era un concepto sin duda tajantemente antioligárquico de gobierno, compartido por Carlomagno y el califa Harun al Rashid. Bajo el liderazgo humanista del califa Al-Mahdi, su hijo Harun Al Rashid y su nieto al-Mamun, se crearon redes de centros de educación humanista llamadas “Casas de Sabiduría” que reunieron a eruditos musulmanes, cristianos y judíos para traducir obras antiguas del griego y el latín, y promover el estudio de astronomía, literatura, medicina, ingeniería y otras ciencias. En el año 832 d.C. se establecieron fábricas de papel en Samarcanda, El Cairo y Bagdad aplicando tecnología china para ampliar el acceso de la humanidad al conocimiento.

Al mismo tiempo, otro tanto sucedía en el otro extremo de la Ruta de la Seda, en China, bajo el dominio de la dinastía Tang (618 – 907), la cual se distinguió como un refugio ecuménico seguro para todas las culturas y toleró afluencias de musulmanes, judíos, cristianos y extranjeros de toda etnia que hicieron de China su hogar. Durante los años del gobierno Tang, las artes se potenciaron alcanzando nuevas alturas y se puede decir que el imperio chino gozó de una edad de oro en todos los aspectos, incluyendo grandes avances en educación e innovación tecnológica.

 

Las intrigas y la caída

Así, en plena era feudal del Imperio Romano, Carlomagno, Bulan y Haroun Al-Rashid crearon una comunidad internacional de principios que unificaba reinos soberanos sobre la base de la coexistencia y el respeto mutuo de las tres grandes religiones, basado en el principio del ágape, o amor a la humanidad, hecho demostrado por la buena gobernanza de los tres líderes de los respectivos imperios y sus relaciones. El centro de control de esta Civilización Ecuménica de gran alcance fue Bagdad, bajo el patrocinio de los califatos abasíes de al-Rashid, y al-Ma’mun. Sin embargo, el centro de gravedad experimental crucial de esta vasta empresa económica, judicial y política era el reino judío de Khazar, cuya capital se encontraba a orillas del río Volga, y cuyos comerciantes judíos radhanitas viajaban por todo el mundo, dejando también una huella indeleble en la ciudad franca clave de Narbona. Sin embargo, el punto crucial es que la capital jázara, Atil, era el punto clave de transbordo entre los imperios carolingio e islámico, un eje estratégico crucial.

Precisamente y en torno a esta comunidad internacional, podríamos decir que multipolar basada en el respeto y beneficio mutuos, algunos investigadores sostienen la teoría de que las intrigas tanto de la pujante república de Venecia como del Imperio Bizantino contribuyeron decisivamente a la sorprendentemente súbita desintegración de estos rutilantes imperios que truncó esta insólita alianza entre las tres religiones, y sumió al mundo en una época de violencia, intolerancia y decadencia moral que ha prevalecido desde entonces con escasas, aunque por supuesto meritorias excepciones históricas.

Esta teoría se basa en el hecho de que los sucesores y herederos de la oligarquía romana, (y aquí emparentamos el término oligarquía con el de plutocracia) medraron en las lagunas de Venecia así como en el Imperio Bizantino a partir del siglo IX, llegando a tener un gran poder que obviamente corrompió ambos estados de raíz. Curiosamente fue el Imperio Bizantino el que amparó y otorgó ciertos privilegios en sus inicios al estado veneciano, que adquirió su total independencia y poder gracias a afortunadas circunstancias como su situación geográfica aislada (que la hacía difícilmente asediable) y el necesario y conveniente desarrollo de una eficaz flota, anticipándose al resto de Europa y garantizando a los venecianos la primacía absoluta en el comercio mediterráneo. Por ironías del destino, sería la propia Venecia la que posteriormente a comienzos del siglo XIII tendría un importante papel en la infame conquista de Constantinopla (capital bizantina) en el año 1204, que dio lugar a la fundación del efímero Imperio Latino de Oriente; se puede decir que a partir de aquí la república de Venecia asumía el control del Mediterráneo y el imperio bizantino entraba en una lenta agonía que culminaría con su conquista por parte de los otomanos en el siglo XV.

Venecia usurparía y monopolizaría las rutas comerciales con el norte de Africa y Oriente Medio, lo que le procuró enormes riquezas y poder político; sin embargo no llegaría a explotar la Ruta de la Seda tradicional, fundamentalmente terrestre. De este modo, con la apertura de nuevas rutas a las Américas y las Indias Orientales por parte de españoles y portugueses, y la posterior expansión marítima de potencias como los Países Bajos e Inglaterra hacia el siglo XVII, Venecia quedaba relegada a un segundo plano sin poder hacer nada por evitarlo.

 

Aunque tomó un par de siglos de esfuerzo, la oligarquía finalmente logró dividir el reino unificado de Carlomagno justo a la muerte de este (año 814, Haroun al-Rashid había fallecido en el año 809) en facciones enfrentadas, y el imperio Islámico a continuación cayó bajo su propia discordia interna y ataques externos. Finalmente, en 1095, Venecia y el papado romano lograron organizar y lanzar la primera cruzada contra el Islam con sus ya conocidas consecuencias. Es digno de mención que todas las rutas comerciales establecidas por los judíos radhanitas junto con sus mercados fueron lo primero que destruyeron en Europa los cruzados hasta Jerusalén, apoderándose de esas rutas y utilizando esta infraestructura para librar una guerra de lo más impía. Al parecer, el plan de los venecianos consistía en destruir completamente cada una de las tres culturas de esta alianza ecuménica, a ser posible enfrentándolas entre sí. Sin embargo, de los tres credos, Venecia consideraba al judaísmo el más peligroso de todos, porque era la raíz de los otros dos.

No está claro qué sucedió para causar el debilitamiento y el colapso final de Khazaria bajo las invasiones de la Rus de Kiev, aunque se sabe que el imperio bizantino alentó abiertamente a los pueblos rus a dichas invasiones. Lo que también está claro es que las leyes antijudías se impusieron a un ritmo sin precedentes entre los siglos XI y XVI de dominio global veneciano. A partir de finales del siglo X, los judíos quedaron aislados de Khazaria cuando Génova y Venecia se apoderaron de todas las rutas comerciales de este a oeste. Aunque otras naciones pronto siguieron su ejemplo, Venecia fue la primera en prohibir a los judíos todo comercio internacional además de establecer leyes como la del año 945 d.C. que prohibía a cualquier barco con destino a Asia transportar a un judío. Pronto se aprobaron leyes similares en toda Europa bajo la dirección de Venecia que prohibían a los judíos poseer tierras, unirse a gremios comerciales de tejedores, tintoreros, carpinteros o herreros o ser propietarios de empresas comerciales. Otras leyes, como las impuestas en Inglaterra hacia el año 1181, prohibían a los judíos poseer armas, servir en el ejército o incluso trabajar en la agricultura.

Curiosamente, la palabra ghetto también se originó en Venecia, ya que los judíos fueron relegados en esta ciudad a un pequeño barrio llamado Ghetto (hacia el siglo XVI), siendo excluidos de cualquier forma normal de profesión y viéndose obligados a subsistir con negocios de traperías, casas de empeño o préstamos de dinero para grupos oligárquicos cristianos (nominalmente) y familias adineradas que los utilizaban a su conveniencia.

 

El fin del reino y la diáspora

A partir del siglo XI y tras el declive del reino Khazar, muchos de los jázaros de confesión judía emigraron en todas direcciones. Hay indicios de su presencia en el este de Europa y en otras partes del mundo. Los jázaros se asentaron en las regiones de lo que hoy son Hungría, Rumanía, Ucrania, el sur de Rusia, el norte del Cáucaso además de llegar a las tierras del Imperio Bizantino, Azerbaiyán, Egipto y posiblemente también en Oriente Próximo, Bulgaria, los países bálticos y otros lugares como en España, donde hay noticias de su presencia aunque en pequeño número. Algunos se fusionaron con otras comunidades judías, mientras que otros lo hicieron con poblaciones musulmanas y cristianas, muchos de ellos conservando su religión judía. Sin embargo, los testimonios de que se dispone referentes a estas migraciones son siempre aislados y no del todo concluyentes, por lo que este terreno queda abierto a todo tipo de especulaciones.

En todo caso, y aunque algunos autores como Kevin Brook o Arthur Koestler han intentado situar inequívocamente a los jázaros y sus descendientes en países como Hungría o Polonia, tierras donde parece haber más testimonios de su presencia después del siglo XII, no se puede establecer una ubicación concreta o herencia actual de los judíos que salieron de Khazaria, ni mucho menos asegurar que pudieran ser antecesores de los llamados judíos asquenazi, denominación general de los judíos asentados en Europa Central y Oriental, aunque pudieron mezclarse con ellos formando un conjunto indiferenciado.

Como concluye Kevin A. Brook en “Los judíos de Khazaria”:

“Las pruebas existentes, consideradas en su conjunto, demuestran que, aunque los judíos de Europa Oriental descienden tanto de los judíos del antiguo Oriente Medio como de diversos pueblos no judíos (incluidos los eslavos y posiblemente los jázaros), el origen israelita constituye la mayor parte de su ascendencia. Cuando los judíos centroeuropeos de Alemania, Bohemia, Moravia y Austria emigraron hacia el este, se unieron a las comunidades judías existentes en el este, incluidos los judíos de habla eslava oriental, a los que superaban en número. Los siglos XIII al XV fueron el periodo crítico de la migración masiva desde Europa central a Polonia, y desde el siglo XV hasta el XVII, muchos de estos judíos occidentales se trasladaron más al este, a tierras que ahora forman parte de Bielorrusia y Lituania.”

 

 

Las investigaciones acerca de Khazaria fueron prácticamente inexistentes hasta el siglo XX, cuando algunos estudiosos se empezaron a interesar por la realidad histórica del reino “perdido” y poco a poco fueron rescatando documentos y testimonios, como hemos visto de diversas fuentes que en ocasiones no pueden ser contrastadas y verificadas (o están directamente distorsionadas). Afortunadamente, en las últimas décadas se han sumado investigaciones y descubrimientos de otros campos como la genética o la arqueología en general que van dando cierta forma y contexto al reino jázaro, un hecho histórico incomprensiblemente ignorado por la corriente académica oficial pero que tuvo una influencia inestimable en el mundo medieval.

Quizá aún no sea demasiado tarde para devolver a Khazaria al lugar que le corresponde en la Historia.

 

 

 

 

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