La cábala (o qabbalah, que en hebreo proviene de la raíz qabal “recibir” y se podría traducir por “lo que es recibido”), es el término con el que se designa al sistema o escuela tradicional de enseñanza esotérica asociado al judaísmo; como extensión de esta definición podríamos decir que es una disciplina de estudio teosófico especulativo que comprende la corriente de pensamiento y misticismo iniciático atesorado y transmitido tradicionalmente por los sabios hebreos desde tiempos antiguos.
La historia exacta y origen de la cábala son indeterminados, aunque se admite que su primera mención cronológica data del siglo XII en la Provenza francesa y el Languedoc (Narbona), coincidiendo curiosamente con el apogeo del catarismo en la zona. El siguiente foco de desarrollo de la Cábala se sitúa en Cataluña: así, la primera escuela cabalista de la que se posee público y exacto registro es la escuela de Gerona (España, siglo XII-XII), con su fundador Isaac el Ciego (sobrenombre del rabino Yitzhak Saggi Nehor, cuya familia provenía precisamente de la Provenza) al cual ya se le atribuyen algunos textos cabalísticos. A esta escuela también perteneció Mosé ben Nahmán, llamado Nahmánides, gran estudioso de la Cábala y considerado la mayor autoridad rabínica de la época. La escuela de Gerona fue vital en el desarrollo y consolidación del pensamiento cabalístico, y a partir de aquí aparecerían otros centros de estudio cabalístico en diversas comunidades judías en España, ya en el siglo XIII.
De este modo podemos señalar a otros grandes estudiosos de la época dispersos por casi toda la geografía peninsular como Yosef Gikatilla, que fue discípulo del también prominente cabalista Abraham Abulafia; Bahya ben Asher, que vivió en Zaragoza y es conocido por introducir la cábala en el estudio de la Torah; la relevante escuela de Segovia… aunque también hubo opositores a la doctrina cabalista entre los mismos rabinos hebreos, como es el caso de Ben Adret (famoso maestro de la Ley judía que vivió en Barcelona) o Isaac Ben Sheshet, el cual rechazaba la doctrina principal de la Cábala (la teoría de las emanaciones en diez grados).
Lo cierto es que la España medieval fue un extraordinariamente fértil terreno para el desarrollo intelectual judío, que se plasmó en academias que florecieron empezando por la España musulmana (Córdoba, Lucena) y a continuación se extendieron por el resto de la península. Esto fue debido en gran parte al cruce de religiones que se dio en esta área geográfica, asumiendo los judíos un papel de puente cultural entre cristianos y musulmanes. Gracias a esto obtuvieron un nivel intelectual (para el que estaban bien dotados por su afición al estudio sobre todo) que propició la fama y prestigio de dichas academias, lo cual atrajo a muchos discípulos e incluso maestros de todo el mundo judío, dando lugar a una auténtica edad de oro de la literatura hebrea así como a un expansionismo cultural jamás conocido antes por el pueblo hebreo. Teniendo esto en cuenta no es extraño que este fuera el momento preciso que marcara la expansión generalizada de la doctrina cabalística.
Generalmente se señala a dos libros como textos principales de la Cábala:
–Sepher Yetzirah, o Libro de la Formación, cuyo origen se desconoce, aunque se suele atribuir un primer texto a Rabbi Aki-ba hacia el siglo II d.c. , modificado con versiones posteriores. Sin embargo, también se le conoce por el Libro de Abraham, ya que cierta tradición asigna al mismo patriarca Abraham su composición a partir del conocimiento heredado de la genealogía de Adán. Abraham habría a su vez transmitido ese conocimiento oralmente hasta que en cierto momento (o paulatinamente) se recopiló un texto compacto. Algunos investigadores han pretendido ver influencias egipcias, babilónicas o incluso helénicas en el texto, que principalmente trata de la creación del mundo por parte del Dios hebreo a través de los 32 senderos de sabiduría, con lo cual sintetiza también el significado de las letras del alfabeto hebreo, incluídas en dichos senderos. Se trata de un libro de contenido enigmático con una función principalmente meditativa. Es un libro cabalístico por excelencia que sólo se puede asimilar mediante su estudio a través del enfoque de la ciencia sagrada.
–Sepher ha-Zohar, o Libro del Esplendor, del cual se dice que es el pensamiento y sabiduría del maestro Simeon Ben Yochai (sabio judío que vivió a finales del siglo I y principios del II d.c.) transmitido oralmente en las asambleas santas, compilado y finalmente escrito por Moses ben Leon (rabino que vivió en la Guadalajara hispánica) a finales del siglo XIII; éste declaró que efectivamente había escrito el Zohar basándose en antiguos manuscritos de Ben Yochai, aunque dichos manuscritos no se han encontrado. Otros historiadores afirman que el mismo Ben Yochai redactó el libro originalmente, aunque no hay pruebas documentales de ese hecho.
Según Helena Blavatsky el contenido del libro fue adaptado y editado por Leon después de haber sido desfigurado por rabinos judíos y eclesiásticos cristianos a lo largo de los siglos. Se admite que el núcleo del Zohar refleja la antigua corriente de pensamiento talmúdico y midrashico (estudio bíblico), aunque ha sufrido la adición o influencia de elementos extraños recogidos inevitablemente por su trayectoria a través de diversas tierras y épocas.
La publicación del Zohar significó el hito que marcaría la difusión y desarrollo definitivo de la Cábala. A partir del siglo XIV ya era conocido por la mayoría de las comunidades judías y visto con profunda reverencia, aunque no circulaba en manuscritos completos sino a modo de antologías que cada cabalista recopilaba para su uso personal. Por la variedad de temas que trata y su complejidad de contenido es otro pilar básico de la corriente cabalista.
La importancia de la Cábala en el ocultismo occidental es absolutamente fundamental, de hecho es la base, y todos los ocultistas occidentales la han tomado como referencia. Incluso se ha llegado a decir que sociedades como el Temple, la masonería, la Orden Rosacruz y otras eran conscientes de su importancia y la estudiaron en profundidad. Los motivos de todo esto son evidentes:
Según cierta leyenda ocultista, la filosofía cabalista es un conjunto de conocimientos mistéricos enseñado en el principio por el Demiurgo (término gnóstico) a una élite de inteligencias espirituales angélicas quienes, después de la Caída, comunicaron estos mandatos divinos a la humanidad. En cuanto al significado esotérico inherente a la Cábala y su probable fuente original e influencias, podemos calibrar la tradición hermética hebrea sin entrar en análisis complejos teniendo en cuenta ciertos hechos claves, a saber: Abraham vivió entre los caldeos, consumados astrólogos; Daniel se educó en los palacios babilonios aprendiendo la sabiduría de los magos; Moisés y José estuvieron íntimamente ligados a la corte faraónica con acceso directo al esoterismo primigenio egipcio; Salomón, de por sí un crisol de sabiduría oculta, construyó el Templo que era pura simbología mística y para lo cual trajo a Hiram, asociado a los misterios de Tiro y al conocimiento esotérico sagrado de los constructores…
Luego es más que probable que el sistema cabalístico sea una puerta a la sabiduría más ancestral y elevada.
Algunos historiadores mantienen que la Cábala es un derivado de ideas pitagóricas, gnósticas y fuentes neoplatónicas, lo cual puede tener cierto sentido si se contempla a modo de influencia pero no como estructura base o cuerpo de la doctrina, que puede como hemos visto remontarse incluso más allá en el tiempo.
En esencia, el estudio de la Cábala se centra en la Creación como punto de partida para el entendimiento de Dios, (ya que El se nos revela a través de sus obras), en los misterios del origen y naturaleza de la Vida y la Evolución del hombre y el Universo, aunque finalmente ese conocimiento o entendimiento sea imposible o inaccesible para nosotros tal cual por su extrema complejidad. Entonces es cuando el sistema cabalista se aprecia como una extraordinaria ayuda para la comprensión de esos misterios. Tal y como expresa el ocultista F. Israel Regardie y suscriben los más grandes esoteristas:
“La Cábala es una guía fiable que conduce a la comprensión del Universo y del propio ser, además de proporcionar la base para la ciencia arcaica de la magia.”
Para entender correctamente esta afirmación, debemos tener presente algo crucial: el sistema cabalístico difiere en método y contenido de la ciencia secular y la filosofía académica por el hecho de que introduce el punto clave de la intuición (en su sentido más profundo) y lo hace imprescindible.
El ámbito de aplicación de esta intuición primordial serían los métodos cabalísticos, que son los siguientes:
GEMATRIA: es el arte de descubrir el significado secreto de una palabra mediante los equivalentes numéricos de cada letra. Cada letra hebrea tiene su valor numérico definido. Si el total numérico de todas las letras de una palabra es igual al total de los de otra palabra, no importa lo diferentes que sean sus significados, se revelará una estrecha correspondencia oculta entre ambas palabras.
NOTARICON: (del latín notarius, taquígrafo) con este método se construye una palabra totalmente nueva a partir de otras ya existentes, usando las letras iniciales o finales de estas palabras y combinándolas. Alternativamente se puede formar una frase tomando por separado cada letra de una palabra dada e incluyendo cada letra en otra palabra.
TEMURAH: (permutación), se cambian las letras de una palabra de acuerdo a esquemas definidos y se sustituyen por otras letras anteriores o posteriores en el alfabeto, formando una palabra totalmente nueva. Un método conocido como Albam sitúa la segunda mitad del alfabeto justo debajo de la primera mitad, pudiéndose permutar una letra de una fila por otra de la inferior y viceversa.
Evidentemente, sólo un adepto estaría capacitado para aplicar estos métodos cabalísticos de manera exitosa y no arbitraria, y lo haría gracias a una intuición apropiada desarrollada mediante el estudio y la meditación.
Recapitulando, vemos que la mística hebrea representada en la Cábala suministra el cimiento del ocultismo occidental, forma su base teórica y aporta herramientas de trabajo como las anteriormente citadas; además, nos ha legado el mejor símbolo para la meditación, el más comprensible para nosotros, que es el famoso jeroglífico del Arbol de la Vida.
El Arbol de la Vida es un intento de reducir a forma diagramática todas las fuerzas y factores del universo manifiesto y del alma humana, y de correlacionarlos entre sí. Se podría decir que en cierto modo es un extraordinario sistema de catalogación.
La Cábala adquirió su mayor expansión y difusión a partir de la reactivación del ocultismo en Europa hacia el siglo XIX, respaldada y acreditada por los trabajos y estudios al respecto de la mayoría de los principales esoteristas de la época. Así, encontramos excelentes obras como “El libro de los esplendores” o “Dogma y ritual de alta magia” de Eliphas Levi, “La cábala” de Papus, “Introducción al estudio de la cábala” de Wynn Westcott, “La cábala mística” de Dion Fortune, “Gematría” de Crowley, “La sagrada cábala” de A. E. Waite, y muchas otras de indudable interés.