TRANSHUMANISMO tercera parte

 

…………….viene de la segunda parte

 

UN TOQUE DE PSICOLOGÍA Y MAGIA

 

Decíamos que Carl Jung se había fascinado con la mitología y los cultos solares en las culturas antiguas, entendiéndolo como expresiones profundamente arraigadas de la psique humana y como herramientas útiles para explorar el inconsciente y la búsqueda del significado y propósito en la vida. En cierto modo actualizó y dio una respetabilidad académica al culto solar, además de que comenzó a tratar a muchas personas que querían someterse a análisis bajo esas perspectivas, o experimentar esos aspectos de su propio inconsciente.

Se puso de moda entre los altos círculos financieros e intelectuales someterse a análisis con Jung. Así, en 1913 la extravagante multimillonaria Edith Rockefeller viajó a Zurich para que Jung la tratara de la depresión, contribuyendo además generosamente a su trabajo. Más tarde extendería la influencia junguiana en los Estados Unidos entre los miembros de la alta sociedad que frecuentaba. También pagó la traducción al inglés de los escritos de Jung para ayudar a difundir sus ideas. Los ricos filántropos estadounidenses Paul y Mary Mellon también fueron pacientes de Jung, hacia 1938.

La Fundación Ford y la Fundación Rockefeller -que como se suele decir «nunca dan puntada sin hilo»– financiaron la Fundación Bollingen, que Carl Jung creó para promover el estudio de la psicología analítica y la mitología comparada. Es importante señalar que esta fundación se disolvió en 1962, después de que se hiciera público que la CIA estadounidense había financiado algunas de sus actividades hacia mediados del pasado siglo.

No es extraña la relación de Jung con la CIA: se sabe que Jung había colaborado activamente con la OSS (agencia precursora de la CIA) entre 1942 y 1945 trabajando para Allen Dulles (notable y oscuro personaje, que llegaría a ser primer director de la CIA) a través de la espía Mary Bancroft, una señora estadounidense afincada en Suiza con cierto afán aventurero y de costumbres muy liberales que fue amante y útil colaboradora de Dulles. Jung se encargaba de redactar perfiles psicológicos de líderes nazis y análisis generales para la inteligencia norteamericana, trabajando todo el grupo clandestinamente desde Suiza.

Así que la naciente inteligencia estadounidense moderna encarnada posteriormente por la archiconocida CIA, se interesó profundamente por los psicoanálisis de Jung, el cual involuntariamente hizo de nexo de alguna manera entre los ideales comunales plasmados en Monte Verità y los trabajos que a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial se llevarían a cabo secretamente con el objetivo, entre otras cosas, de manipular la mente (como el proyecto MK Ultra) para desarrollar la experimentación de las teorías del credo transhumanista, que culminarían con extraordinarios experimentos de ingeniería social como sería la implementación de la contracultura a nivel global.

Jung básicamente, con sus teorías relativas a la mitología, los símbolos y la religión comparada socavó los cimientos del cristianismo y la religión ortodoxa transformando los valores y dogmas en imágenes y apariciones oníricas relacionadas en última instancia con el paganismo más telúrico. A la luz de esto podemos comprender mejor su papel de “deconstrucción” en un momento histórico crítico.

 

 

 

 

Ya hemos indicado la permeabilidad de la comuna de Monte Verità a las influencias de las prácticas e ideas ocultistas que por aquel entonces predominaban en Europa, que eran fundamentalmente estas:

-Las que promovía la Sociedad Teosófica, fundada en 1875 por H. Blavatsky y que a partir de la muerte de esta en 1891 sufriría continuos cismas y “actualizaciones” con la aparición de personajes como Annie Besant, C. Leadbeater, Alice Bailey, Rudolf Steiner…

-Las inherentes a los librepensadores “modernos” de la francmasonería, sobre todo inglesa, que a estas alturas se confundían y entremezclaban con actividades socio políticas de alto nivel dado el carácter ya incontestablemente especulativo de la organización.

-Las que desarrollaban organizaciones como la Orden de la Aurora Dorada o la Ordo Templi Orientis, principalmente, junto con otros grupos menores que irían apareciendo bajo su estela a lo largo de la primera mitad del siglo XX.

-Las ideas divulgadas por ocultistas con gran peso específico, entre los que destacaremos a Aleister Crowley, cuya influencia a la postre parece ser la más evidente y decisiva desde la perspectiva histórica.

 

Monte Verità lógicamente hizo de crisol para las anteriores influencias y sirvió de apoyo para su proyección futura.

 

Por supuesto que hubo otros ejemplos dignos que aún permanecían fieles a la tradición esotérica más regia y eran muy críticos con las nuevas tendencias, como la corriente de autores franceses encabezada por Rene Guènon, pensadores en la línea de Julius Evola o los trabajos particulares de Gurdjieff con su Cuarto Camino, pero ya fuera por ser demasiado tradicionalistas o por exigir demasiado esfuerzo personal no eran muy del agrado de los que abogaban por la revolución modernista y el nuevo orden.

 

En 1916, Theodor Reuss (líder de la Ordo Templi Orientis, O.T.O.), bajo el patrocinio de Henri Oedenkoven e Ida Hofmann llegó a Monte Verità. Muchos de los visitantes de la comuna eran miembros de la O.T.O., una organización de corte masónico muy en boga en aquel tiempo en Centroeuropa. Ciertamente la filosofía naturista de la comuna cuadraba con el ideario de Reuss, conocido por su inclinación hacia la magia sexual y su carácter librepensador de corte masónico, ejemplificado en su permiso de aceptar a las mujeres en las logias.

Bajo el patrocinio de la O.T.O. se habían fundado diversas logias en Suiza: hay que decir que pagar una buena suma de dinero era un buen aliciente para que Reuss te habilitara el poder de fundar una logia. De modo que se fundó la logia Hermética Hermandad de la Luz en plena comuna, donde Reuss vio terreno abonado para su sueño de creación de una nueva religión y orden social. Pero hacia 1918 por alguna razón Reuss se despidió de golpe de la comuna y la logia se disolvió.

Las conexiones de la O.T.O. con “la gran bestia” Aleister Crowley son evidentes, y aunque Reuss intentó en un principio evitar que se impusiera en la Orden la Ley de Thelema de Crowley, es obvio que no lo consiguió sobre todo por el hecho de que Crowley se hizo con el mando a partir de la muerte de Reuss en 1923, aunque ya llevaba tiempo introduciendo sus propias reformas. La Ley de Thelema, desarrollada por Crowley como su filosofía y directriz principal, decía que cada persona debía seguir su verdadera voluntad interior para lograr la realización plena mediante la libertad de la restricción de su naturaleza. Es decir:

Haz tu voluntad será toda la ley

Esta máxima era completamente acorde a los ideales de Monte Verità, Otto Gross y todos aquellos en los que influyó, y era el presagio de una Nueva Era.

Crowley, por sí mismo, ya fue un ejemplo de exceso con las drogas y libertinaje sexual indiscriminado, llegando a convertirse en otro icono de la contracultura. A su modo, difundió toda esta filosofía disfrazándola con un seductor atavío pseudo esotérico que, unido a su indiscutible peso en el movimiento general ocultista del siglo XX, constituyó una gran influencia que ha impregnado hasta las mismas bases de la actual New Age. Paralelamente, la Sociedad Teosófica y su distorsión de la filosofía orientalista hicieron el resto del trabajo imbuyendo en el ocultismo occidental un edulcorado mensaje que dio lugar a la visión popular del orientalismo que prolifera en nuestros días.

En general y de un amplio vistazo, analizando la actividad ocultista (formalmente ya no se podría calificar de esoterista) difundida en Europa y en sus áreas de influencia (Norteamérica y en menor medida América del Sur) entre los siglos XIX y XX podemos advertir que existe cierta correlación o paralelismo entre su propio desarrollo y el del pensamiento de la ciencia eugenésica y la transición a un nuevo orden global en ese período de tiempo, culminando con la época actual en que se ha llevado al extremo el ocultismo de nueva era con un ideario que se diluye perfectamente en el programa del Nuevo Orden.

 

 

Las enseñanzas de Monte Verità no pasaron desapercibidas para Aldous Huxley. Su principal contacto con la comuna sería el escritor D. H. Lawrence, con quien mantuvo una estrecha relación antes de la temprana muerte de este en 1930. Lawrence había sido muy influenciado directamente por Otto Gross, y opinaba que existía un dualismo en la vida moderna que había provocado la división de la humanidad en dos fuerzas en conflicto; pasión y razón, que siempre estaban en guerra dentro del individuo. Como una forma de salvar a la humanidad de la tiranía de la razón que domina sobre la pasión, Lawrence predicó básicamente el culto de “haz tu voluntad”.

La única forma de vivir como un hombre completo era abandonar la «autoconciencia mental» y redescubrir el instinto. Según Lawrence esta división dentro de un individuo era la raíz de todo mal, y el apetito natural, los deseos instintivos espontáneos, eran lo puro y lo bueno. El intelecto, los principios morales, la tradición y la educación eran la influencia corruptora de la civilización moderna.

En su celebrado libro “La isla” (1962) A. Huxley plasmaría toda esa filosofía de la comuna condensada en la trama: una comunidad utópica autodenominada Sonnenkinder (hijos del Sol) donde el bienestar, la felicidad y la armonía se logran a través de una serie de prácticas sociales y políticas innovadoras.

 

 

LA EXPANSIÓN

 

Estados Unidos es la imagen profética de cómo será el resto del mundo urbano-industrial dentro de algunos años: encuestas de opinión pública recientes han revelado que una mayoría real de jóvenes en su adolescencia, los votantes del mañana, no tienen fe en las instituciones democráticas, no ven objeción a la censura de ideas impopulares, no creen que el gobierno del pueblo por el pueblo es posible y estarían perfectamente contentos si pudieran continuar viviendo en el estilo al que el auge los ha acostumbrado; ser alimentado, desde arriba, por una oligarquía de expertos variados. Que tantos de los jóvenes televidentes bien alimentados en la democracia más poderosa del mundo sean tan completamente indiferentes a la idea del autogobierno, tan inexpresivamente desinteresados en la libertad de pensamiento y el derecho a disentir, es angustiante pero no demasiado sorprendente.”

“Regreso a un mundo feliz”. Aldous Huxley (1958)

 

En los Estados Unidos a partir de mediados del siglo XX se comenzaría a materializar seriamente toda esta filosofía que precedió y dio origen al modernismo “contracultural” que abriría las puertas al transhumanismo y al nuevo orden global antirreligioso que se venía gestando, como hemos ido viendo, desde el mismo siglo XIX.

 

 

Ya hemos mencionado que A. Huxley se estableció en Estados Unidos en 1937, donde en seguida tomaría contacto con la Sociedad Vedanta establecida en California. En 1938 conoció a un personaje con quien compartiría una estrecha amistad: J. Krishnamurti, que había llegado a California en 1922 de la mano de la Sociedad Teosófica. Merece la pena hablar más en profundidad de este personaje, considerado uno de los líderes espirituales más importantes del siglo XX que desarrolló una filosofía particular y dedicó gran parte de su vida a promoverla públicamente, generando muchas alabanzas y sesudos debates entre sus muchísimos incondicionales. No entraremos a discutir o juzgar las enseñanzas de Krishnamurti, sino que nos limitaremos a intentar ubicarlo en el contexto de nuestra historia, puesto que en nuestra opinión encaja sorprendentemente bien, sirviendo como perfecto ejemplo de la deriva espiritualista acaecida a nivel global a lo largo del último siglo.

 

Krishnamurti (1895 – 1986) había sido seleccionado por Annie Besant en 1909, cuando era un joven adolescente en la India, como el probable «vehículo para el Señor Maitreya«. Maitreya significa «futuro Buda» y la Sociedad Teosófica (S. T.) confirmó a Krishnamurti como la encarnación de una entidad espiritual avanzada que aparece periódicamente en la Tierra como un Instructor del Mundo para guiar la evolución de la humanidad. Una especie de Mesías o avatar de la divinidad.

Más concretamente, Krishnamurti fue descubierto por el co-líder de la S. T. y socio de la Besant, C. W. Leadbeater, ocultista de pro que, cuando vio al muchacho en un centro que la sociedad tenía en Adyar (India) quedó asombrado por su aura, “la más maravillosa que había visto, sin una partícula de egoísmo”. Tras este encuentro, el chico (y un hermano menor) pasarían a la tutela de un selecto grupo de confianza encabezado por Annie Besant que se encargaría de educarle y formarle en exclusiva bajo el manto de la Sociedad Teosófica, además de prepararle para la tarea crucial como Instructor y Guía del mundo. Para este efecto se crearía en 1911 la Orden de la Estrella, grupo que se encargaría de preparar el camino para el advenimiento del anhelado Instructor y que sería liderado por el propio Krishnamurti.

Hay que decir que Krishnamurti había sido un niño sensible y enfermizo, no muy dado a los estudios y con una infancia bastante marcada por la muerte de su madre en 1906. No tenía una creencia o religión concreta: su padre trabajaba para la Sociedad Teosófica desde 1906, año en que además se había afiliado a la misma pese a ser brahmánico ortodoxo (hinduista vedista). Delegó la tutela de Krishnamurti en Annie Besant completamente, aunque posteriormente años después (en 1912) la reclamaría infructuosamente, siendo a continuación relevado de su cargo en la Sociedad Teosófica. A esas alturas Krishnamurti ya había sido engullido completamente por el torbellino de su nueva vida, que incluyó un tiempo de educación y “ambientación” en los círculos de alta sociedad europeos.

En cuanto a C. W. Leadbeater, diremos que se vio envuelto en un escándalo por acusaciones de pederastia del que jamás se pudo escurrir; fue acusado en diversas ocasiones de relacionarse de manera sospechosa con adolescentes que nunca faltaban a su alrededor, y aunque se libró por poco de condenas directas, el impacto público (mediático diríamos ahora) mermó bastante su credibilidad. El siempre alegó que había ciertos experimentos sexuales con adolescentes, pero en un contexto educativo y con vistas al beneficio de los jóvenes. En todo caso contó con el apoyo de su colega Annie Besant lo cual contribuyó en gran medida a calmar las aguas y que Leadbeater no perdiera su lugar en la S. T.

En 1922 Krishnamurti sufriría una crisis que incluyó según se dice visiones extraordinarias, lo cual fue interpretado por sus instructores como una señal de su despertar espiritual. Pero en 1925 fallece su hermano pequeño, que le había acompañado en este periplo iniciático y que era su único familiar y amigo cercano, con quien tenía mayor contacto y relación fraternal.  Este hecho parece que fue un trágico revulsivo en su vida, y durante un tiempo permaneció impactado hasta que finalmente en 1929 anunció públicamente que renunciaba al liderazgo en la Orden de la Estrella y al papel que se le había asignado en la Sociedad Teosófica, tomando las riendas de su futuro y dedicándose desde entonces, en solitario, a proclamar su filosofía personal dando conferencias y charlas por todo el mundo. Estas charlas tuvieron gran repercusión, acrecentando su aura mística y ganando gran respeto, de manera que llegaría incluso a hablar en sesiones de las Naciones Unidas. Pese a cortar los lazos con la Sociedad Teosófica, nunca llegó a negar el papel de Instructor del mundo que esta le había asignado. Tampoco terminaría su relación con Annie Besant, la cual continuó hasta la muerte de la señora en 1933.

Señalaremos que, en su discurso de renuncia y disolución de la Orden de la Estrella, afirmó que cualquier forma de organización o institución que busca la verdad es inherentemente limitante e impide la búsqueda personal de la verdad. Él sostuvo que la verdad no puede ser poseída ni transmitida por nadie, sino que debe ser descubierta por cada persona por sí misma.

Krishnamurti también rechazó la idea de que alguien pudiera ser un líder espiritual o instructor del mundo, y afirmó que la verdadera liberación sólo puede ser alcanzada a través de la comprensión personal y la experiencia directa.

«La verdad es una tierra sin caminos, y no hay sendero que lleve a ella. No podemos acercarnos a ella por ningún sendero, por ninguna religión, por ninguna secta. La verdad, siendo ilimitada, incondicionada, inaccesible por cualquier camino, no puede ser organizada; ni se debe formar ninguna organización para guiar o coaccionar a las personas a lo largo de un camino particular. … Esta no es una obra magnífica, porque no quiero seguidores, y lo digo en serio. En el momento en que sigues a alguien, dejas de seguir la Verdad. No me preocupa si prestas atención a lo que digo o no. Quiero hacer algo en el mundo y lo haré con una convicción inquebrantable. Me preocupa una sola cosa esencial: liberar al hombre. Deseo liberarlo de todas las jaulas, de todos los miedos y no fundar religiones, nuevas sectas, ni establecer nuevas teorías ni tampoco nuevas filosofías.»

Krishnamurti habló en dos ocasiones ante los representantes de las Naciones Unidas: en estos discursos, recalcó la importancia de la educación para el desarrollo integral de los jóvenes. Enfatizó la necesidad de que los jóvenes desarrollen una mente y un corazón abiertos y libres, y no sean limitados por las tradiciones, las ideologías y las creencias. También afirmó que mientras existieran las naciones y las divisiones basadas en la nacionalidad, la religión, la raza y otros factores, nunca habría verdadera paz en el mundo; según él, estas divisiones y barreras separan a las personas y las llevan a conflictos y guerras.

“Si hemos de crear un mundo nuevo, una nueva civilización, un arte nuevo, no contaminado por la tradición, el miedo, las ambiciones, si hemos de originar juntos una nueva sociedad en la que no existan el «tú» y el «yo», sino lo nuestro, ¿no tiene que haber una mente que sea por completo anónima y que, por lo tanto, esté creativamente sola? Esto implica, ¿no es así?, que tiene que haber una rebelión contra el conformismo, contra la respetabilidad, porque el hombre respetable es el hombre mediocre, debido a que siempre desea algo; porque su felicidad depende de la influencia, o de lo que piensa su prójimo, su gurú, de lo que dice el Bhagavad Gita o los Upanishads o la Biblia o Cristo. Su mente jamás está sola. Ese hombre nunca camina solo, sino que siempre lo hace con un acompañante, el acompañante de sus ideas.” («El libro de la vida», Krishnamurti).

 

  

 

Curiosamente, la Sociedad Vedanta miraba a Krishnamurti con bastante desconfianza, al menos al principio. Swami Prabhavananda no se fiaba de Annie Besant, la cual había tratado de infiltrarse en la importante Orden Ramakrishna (de la que la S. Vedanta formaba parte) en la India; le había indignado que la teósofa hubiera declarado por su cuenta Instructor del Mundo a Krishnamurti, además con tanta pompa y publicidad. Y más tarde S. Prabhavananda se quedaría perplejo al escuchar las teorías de boca del mismo Krishnamurti, sobre todo cuando negaba la necesidad de educarse en la espiritualidad con un maestro, cualquiera que fuere; de hecho, Krishnamurti pensaba que la realización personal se tenía que llevar a cabo sin método, disciplina o maestro espiritual alguno. Parece ser que el primer encuentro entre él y Swami Prabhavananda tuvo lugar ya en 1944, y desde entonces la tensión entre ambos se suavizó.  

Krishnamurti fue otro gran inspirador del movimiento contracultural: su doctrina de “paz, amor y unidad mundial” y realización personal auto inducida cautivó a muchas personas en todo el mundo, al ser una mezcla de auténtica New Age con un trasfondo orientalista muy asequible para la mentalidad occidental. Con este discurso Krishnamurti se convirtió efectivamente en otro icono contracultural, verdadero ídolo del florido movimiento hippie y la New Age y similares; con ello se terminaba de cerrar el círculo, se apretaba más el lazo que habría de asfixiar los últimos reductos de pensamiento tradicionalista, acabando por relegar el espiritualismo a una experiencia subjetiva eficazmente inducida por las drogas psicodélicas.

En lo fundamental, estos pensamientos son claramente semejantes a los de A. Huxley, por esa similitud de ideas suponemos que surgió la gran amistad que hubo entre ellos.

 

Con todos estos protagonistas intelectualmente interrelacionados y trabajando en la misma dirección, se iba dando forma a una revolución de pensamiento global que, como venimos diciendo, se manifestó en un movimiento contracultural destinado a poner patas arriba todo el concepto tradicional de arte y cultura la cual, según los “mesías” del nuevo orden, aprisionaba la creatividad humana de forma asfixiante. 

El plan para hacer la necesaria transición al nuevo orden mundial requiere de una aplicación y presión constante pero sibilina a la masa social; el principal escollo es destruir los esquemas y paradigmas arraigados en la mente de las personas. Para ello se provoca la ruptura de la psique por medio de terapias de choque que han sido probadas y con el tiempo perfeccionadas hasta el punto en que ya no se trata de impulsar un cambio de valores y creencias en la persona, sino que se la somete a un “vaciado psíquico” que produce un efecto de sometimiento y aceptación en la persona y la hace completamente manipulable, tal y como se describe a la población en “Un mundo feliz” o en “1984” de George Orwell.

 

 

Aldous H. tenía un gran interés en averiguar cómo se podía provocar químicamente un estado esquizofrénico, estado que permitía una mayor sugestionabilidad del sujeto. Seis años antes de escribir “Brave New World Revisited”, en 1952, contactó con el psiquiatra Humphry Osmond, que acababa de publicar un estudio psiquiátrico titulado “Un nuevo enfoque de la esquizofrenia” y que fue quien dirigió los experimentos con la mescalina del propio Aldous.

Osmond, el hombre que acuñaría el término «psicodélico» que según él significa «lo que manifiesta el alma«, había estado trabajando con mescalina y había afirmado en su estudio que las sustancias psicodélicas producían un estado psicológico idéntico a la esquizofrenia. Osmond estaba estudiando la mescalina por su similitud química con el adenocromo, una sustancia producida en el cuerpo a través de la oxidación de la adrenalina y vinculada a la inducción de rasgos esquizofrénicos. La mescalina se conoce desde hace siglos al ser una sustancia naturalmente producida por el cactus peyote, y ha sido utilizada recurrentemente en rituales religiosos por etnias que han tenido acceso a estas plantas (recordemos las experiencias de Carlos Castaneda). Tanto desde fuentes de carácter profano como académico se ha afirmado que “el efecto característico de la mescalina es una fragmentación molecular de toda la personalidad”.

Fue la experiencia de Aldous H. tomando mescalina en presencia del Dr. Humphry Osmond en 1953 lo que inspiraría su libro “Las puertas de la percepción”, obra que por supuesto influiría en gran medida en el movimiento de la contracultura.

Aldous no limitaba la cosa a la experimentación personal: se sabe que tuvo estrecha relación con el Instituto Tavistock, una organización creada en Londres en 1947 para el estudio y tratamiento psicológico que seguía las líneas de Jung en psicoanálisis; el instituto se creó a partir de la clínica Tavistock, originaria de 1920 y que perseguía los mismos objetivos hacia la salud mental. Curiosamente, esta clínica de renombre internacional saltó definitivamente a la fama el año pasado cuando fue clausurada por el servicio de salud británico debido a la acumulación de informes que aseguraban que la clínica potenciaba los tratamientos de cambio de sexo en menores sin ningún control, lo cual llevaba a los niños a situaciones altamente traumáticas.

El Instituto Tavistock se extendió a Estados Unidos, por ejemplo interactuando con el Instituto Esalen del que luego hablaremos, y fue respaldado por la sempiterna Fundación Rockefeller. No nos extenderemos sobre los fines de esta asociación que aún sigue activa (con más poder que nunca), baste decir que ha llevado a cabo investigaciones, experimentos y aplicaciones de control mental de todo tipo y en diferentes grados que están relacionados con la toma de control y manipulación del individuo y de la sociedad en general.

Aunque no es demostrable por el grado de secretismo que rodea aún todo este asunto, si parece muy posible que el Instituto Tavistock tuviera algo que ver en la creación del infame proyecto de la CIA “MK Ultra”. Este proyecto se inició originalmente para investigar técnicas de interrogatorio y persuasión, pero eventualmente se expandió para incluir investigaciones sobre la posibilidad de controlar la mente humana y alterar el comportamiento mediante el uso de drogas, la hipnosis y otros métodos. Al ser altamente secreto, no ha trascendido demasiada información acerca de sus actividades, que se extendieron entre 1953 y 1973 aproximadamente, pero lo que trascendió bastó para que el Congreso estadounidense suspendiera radicalmente el proyecto.

En el año 1962 se fundaba en California el Instituto Esalen, un centro de retiro y educación que desde sus mismos inicios ha sido un importante centro de la contracultura, el movimiento de la Nueva Era y la psicología transpersonal, ofreciendo talleres, seminarios y programas educativos en áreas como la meditación, la psicología, la filosofía, la religión, la creatividad, el arte, la ecología y la salud en sus formas alternativas o más heterodoxas. Fue frecuentado, además de por Aldous Huxley, por personajes muy influyentes en el movimiento contracultural de la década de 1960 como Timothy Leary, conocido sobre todo por su defensa de las drogas psicodélicas como el LSD como herramienta para la expansión de la conciencia y la exploración de la mente. Obviamente, por las instalaciones de Esalen circulaba el LSD fluidamente como una herramienta de trabajo más.

Timothy Leary fue otro admirado intelectual clave en el movimiento contracultural, idolatrado como símbolo del movimiento hippie. Firme defensor del uso de sustancias psicodélicas, creía que podían tener un impacto positivo en la sociedad y en la evolución de la conciencia humana. Fue uno de los principales propagandistas del LSD y popularizó el lema «turn on, tune in, drop out» (encenderse, sintonizarse, desconectarse), que resumía su filosofía de vida. Fue reclutado por Aldous para ayudar a dar forma a la «Revolución Definitiva» y liderar la carga de la insurgencia contracultural, a la que Leary describió así en su libro autobiográfico “Flashbacks: A Personal and Cultural History of an Era”:

“Nos habíamos topado con el compromiso judeocristiano con un solo Dios, una religión, una realidad, que ha maldecido a Europa durante siglos y a América desde los días de nuestra fundación. Las drogas que abren la mente a múltiples realidades conducen inevitablemente a una visión politeísta del universo. Intuíamos que había llegado la hora de una nueva religión humanista basada en la inteligencia, el pluralismo bonachón y el paganismo científico”.

Y no perdió la ocasión de proclamar sus influencias:

“He sido un admirador de Aleister Crowley. Creo que estoy llevando a cabo gran parte del trabajo que él comenzó hace más de cien años… Estaba a favor de encontrarte a ti mismo, y ‘Haz lo que quieras será toda la ley’ bajo el amor. Fue una declaración muy poderosa. Lamento que no esté aquí ahora para apreciar las glorias que comenzó”.

 

 

EMPIEZA LA DIVERSIÓN

 

Todo este movimiento más o menos encubierto de investigación y experimentación (con mucho ácido de por medio) culminaría con la revolución contracultural de la década de 1960, con la particularidad de que se atiborró a la juventud norteamericana con drogas de efecto “psicodélico” que ayudarían a suavizar el cambio y agilizar la imposición de control mental programada.

Por poner un ejemplo bastante curioso e ilustrativo, la banda de rock estadounidense “The Grateful Dead” es considerada uno de los mayores pilares artísticos del movimiento contracultural, y a menudo es asociada también con el movimiento “hippie”. Esta banda se formó en la zona de California (por alguna razón esta zona es clave, parece que casi todo se materializó desde allí) hacia 1965, y rápidamente adquirió gran renombre tanto por su música, que destacaba por sus largas improvisaciones en los conciertos en directo que permitían a los fanáticos “conectarse con la música de manera profunda y personal”, como por sus letras centradas en temas como el amor, la muerte o la exploración de la conciencia. Además, promovieron una imagen muy particular que hizo que se reuniera en torno a la banda un nutrido grupo de fanáticos que conformaron una subcultura propia, con un estilo de vida distintivo muy cercano al hippismo que propugnaba la “vida en comunas, vuelta a la naturaleza, crítica de la sociedad convencional, experimentación con drogas psicodélicas…” Este grupo de incondicionales se hacían llamar los “deadheads”, en español literalmente “cabezas muertas” o “cabezas vacías”. El mismo nombre del grupo se traduciría como “muerto agradecido”, aunque según se dice los miembros del grupo le daban el significado de “espíritu agradecido”.

Hay dos personajes muy interesantes que, aunque no eran miembros de hecho del grupo, tuvieron una influencia decisiva entre bambalinas: uno es Alan Trist, publicista, manager del grupo en su época dorada y estrecho colaborador, hijo del científico Eric Trist que fue cofundador del Instituto Tavistock (se dice que el propio Alan trabajaba directamente para Tavistock). El otro sería Robert Hunter, colaborador clave de la banda que escribió muchas de las letras de las canciones del grupo; R. Hunter estuvo entre los voluntarios de los experimentos en Palo Alto (California) para la universidad de Stanford del renombrado antropólogo Gregory Bateson usando LSD, psilocibina y mescalina. La investigación fue patrocinada encubiertamente por la CIA como parte de su programa MK Ultra. Bateson había participado en el plan de estudios del Instituto Esalen, que como ya advertimos le debe mucho a las teorías de A. Huxley. Este plan de estudios contemplaba, en parte, la distribución generosa de drogas psicodélicas como el LSD destinado a “inducir rupturas esquizofrénicas” que irían seguidas de un “proceso de reintegración” en el cual el sujeto iba a experimentar un aumento de sus funciones y su coeficiente intelectual.

Así que tenemos prácticamente todo el arsenal completo reunido en una banda de rock, dispuesto para ser esparcido por las mentes, sobre todo las de los jóvenes, encantados de consumir y digerir las convenientes instrucciones que les llevarán a una esquizofrenia colectiva, un vaciado de mente imprescindible para crear la sumisión mental mientras se gesta el brillante nuevo mundo.

 

 

En esta línea de investigación hay mucho más material y muchos otros importantes nombres implicados, aquí solo hemos examinado algunos ejemplos que nos permitan comprender el increíble proceso de planificación e implementación de este auténtico experimento de ingeniería social cuya semilla se plantó ya en la década de 1960 (si no antes) y cuyos frutos se están viendo en nuestros días, en un proceso que parece a estas alturas irreversible y en el que el transhumanismo parece ser un detonante ideológico fundamental. En cuanto a los aspectos que aquí más nos importan, que son las implicaciones esoteristas y espiritualistas, nos remitimos a nuestros anteriores artículos “Metapolítica y ocaso espiritual”, “Neo espiritualismo” y “Tradición” que nos aportan las claves necesarias para entender bastante mejor el efecto que este nuevo orden transhumanista está ejerciendo sobre nosotros, los seres humanos, en nuestro aspecto más elevado y sacro.

 

El proyecto eugenista como tal, aunque haya derivado en otras variantes más consonantes con el devenir de los tiempos, jamás ha sido olvidado ni abandonado. Podemos ver su actualidad incontestable detrás de los hechos y discursos de figuras claves del escenario mundial (los Soros, Gates, Schawb…), relacionadas ya sin ningún rubor con las políticas del nuevo orden mundial, y sobre todo en las poderosas e influyentes instituciones (Club de Roma, Foro de Davos, NED, Open Society Foundations…) mediante las cuales estos personajes dirigen y manipulan el pensamiento y opinión a escala global. Basta con ojear las noticias diarias difundidas por los medios masivos de comunicación para hacerse una idea de cómo progresa el plan. 

El lobo con piel de cordero…

Bienvenidos a “un mundo feliz”.

 

 

 

 

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