Gerald Brosseau Gardner (1884 – 1964) fue un escritor y ocultista inglés cuya mayor aportación fue propiciar mediante su obra el resurgimiento de la witchcraft o práctica de la brujería (entendida como culto asociado a la antigua religión pagana); es por este hecho por lo que se le conoce como el “padre de la wicca” (véase el artículo “Wicca”).
Hay que aclarar que la palabra “pagano” proviene del mundo cristiano y era utilizada por los propios cristianos para referirse a aquellas personas que practicaban cultos anteriores o distintos del cristianismo o el judaísmo. En su mayoría, estos cultos con raíces precristianas eran muy intuitivos, estaban diversificados y tenían características propias sobre todo dependiendo del grupo practicante y su lugar de asentamiento, aunque en general presentan aspectos comunes como el arraigo y dependencia fundamental de la naturaleza y los fenómenos naturales (incluídos celestes o astronómicos) y un componente mágico creado para propiciar la relación entre el hombre y todo aquello que está fuera de su entendimiento, con el objeto de facilitar y potenciar la interacción del ser humano con el medio que le rodea. Es a partir de este componente mágico de donde surge el concepto de “hechicería” o “brujería”, y es por ello por lo que estas prácticas han sido condenadas y perseguidas a lo largo de los siglos por las religiones mayoritarias, principalmente la católica.
En general, en lo que se refiere a la contribución de Gardner a la witchcraft existen dos versiones bastante bien definidas: por un lado está la opinión de que Gerald Gardner, influenciado por ciertos textos básicos para el estudio de los cultos antiguos más el aderezo de una buena dosis de imaginación instauró las bases de una nueva religión de carácter neopagano adaptada a los tiempos modernos y como alternativa a las religiones oficiales, las cuales si no están en franca decadencia lo cierto es que en muchos casos no ofrecen respuestas válidas al devenir de los acontecimientos y tribulaciones actuales. Por otro lado, podría ser que Gardner hubiera tropezado con rescoldos auténticos del antiguo culto y hubiera decidido revitalizarlo y actualizarlo a su manera. Adoptando el punto de vista más prudente en base a los acontecimientos e información conocidos probablemente no sería descabellado decir que el trabajo de Gerald Gardner revitalizó un culto preexistente que nunca había desaparecido sino que había permanecido latente debido a su proscripción. Sea como fuere, es indudable que la obra de Gardner marca un hito en el devenir de la propia historia de la brujería; su peculiar personalidad presenta cierto carisma y su ubicación e interrelación con el ocultismo inglés del siglo XX le hacen digno de ser estudiado en ese ámbito.
Como todos los personajes de estas características que además expuso sus extravagantes ideas abiertamente, Gerald Gardner ha sido alabado y vilipendiado igualmente hasta el extremo; ha sido considerado un brillante erudito, una persona amable y gentil, así como también se le ha tachado de voyeur sadomasoquista, viejo misógino, pervertido, alborotador y manipulador junto con otros calificativos de ese estilo. En lo concerniente a su obra algunos le consideran padre del renacimiento pagano moderno, mesías de una religión para la Nueva Era y maestro de la brujería; otros opinan que no tenía ningún conocimiento real en ocultismo y que su contribución fue manifiestamente perjudicial para la witchcraft sobre todo por haberla expuesto al gran público. Da la impresión de que la verdad debe de estar en un término medio y aunque sería muy difícil (si no imposible) llegar a conocerla, sí que podemos hacer una exposición de los hechos al objeto de conocer un poco mejor la vida y obra de este polémico personaje. Aunque ya esbozábamos la biografía de Gerald Gardner en el anterior artículo («Wicca»), vamos a repasar a continuación dicha biografía con algo más de detalle.
Gerald B. Gardner nació el 13 de Junio de 1884 en Blundellsands, una pequeña localidad al norte de Liverpool (Inglaterra), en el seno de una familia de cierto abolengo y buena posición financiera. Lo primero lo demuestra el hecho de que uno de sus antepasados llegaría a ser almirante de la Royal Navy, aparte de ostentar cargos políticos en el parlamento; En cuanto a la riqueza familiar, esta provenía de un fructífero negocio de importación y venta de maderas que su padre regentaba. Acerca del joven Gardner se sabe que padecía asma, lo cual y favorecido por la fortuna familiar hizo que a temprana edad ya realizara largos viajes en busca de climas más benignos para su salud. Esto podría haber sido motivo de una educación primaria irregular, prácticamente desconocida, aunque años después Gardner dejaba entrever que poseía educación superior (y ciertamente siempre pasó por ser un hombre culto). En sus viajes, primeramente a lugares del sur de Europa o norte de Africa, solía acompañarle la niñera de la familia, Josephine McCombie, la cual parece que ejercía su tutela sobre el pequeño Gardner con bastante celo. Tanto es así que un suceso en la vida de esta mujer provocó un cambio drástico que marcaría y definiría los posteriores años en la vida de Gerald Gardner: en 1898 la niñera se comprometió con el heredero de una plantación de té en Ceilán, lo que la abocaba a viajar allí con su futuro marido. Ella solicitó a los padres de Gerald que este les acompañara, a lo que curiosamente ellos accedieron con lo que en 1900 partían la pareja y el niño (Gardner tenía entonces 14 años) hacia el lejano Oriente.
Gardner pasaría la mayor parte de su vida en Asia meridional, primero en Ceilán y luego en Borneo y Malasia. Trabajó en haciendas diversas como productor de té, en la industria del caucho y otras actividades locales, para finalmente desarrollar trabajos de auxiliar y funcionario para el gobierno colonial inglés, labores que desempeñaría entre 1923 y 1936 y que alternaba con un marcado interés por la antropología y la arqueología. Este interés le llevó a realizar viajes puntuales por diversos puntos de Asia y Oriente Medio y también le impulsó a escribir artículos en revistas especializadas, aunque su primera incursión seria como escritor llegaría en 1936 cuando publicó su ensayo “Kris y otras armas malayas”, un estudio donde se dejaba entrever su afición por las armas además de la historia y el misticismo locales.
En los 36 años que Gardner vivió en Asia hizo fugaces visitas de regreso a su Inglaterra natal; en una de estas visitas, en 1927, conoció a la que sería su esposa. Ella se llamaba Donna Rosedale, y parece ser que Gardner afirmaba que poco antes de conocerla había sido advertido del suceso en una sesión de espiritismo. Acerca de ella poco se puede decir, ya que permaneció en el anonimato durante los años que vivió junto a Gardner. Lo único cierto es que ella jamás se involucró en la wicca (al menos que se sepa) aunque no se inmiscuyó en el trabajo de su marido en ningún sentido, sino que le apoyó incondicionalmente.
En todo caso sería ella la que forzara a Gardner a su regreso definitivo a Inglaterra, un Gardner que se sentía perfectamente cómodo en ultramar aunque ya empezaba a sufrir el desequilibrio financiero que suponía mantener su vida aventurera con el salario de un funcionario medio. En 1936 ambos retornaron a Inglaterra y fijaron su residencia en Londres.
Fue durante este período cuando Gardner fue introducido al naturismo, se dice que por asesoramiento médico, de tal manera que inmediatamente se unió a un club naturista londinense; paralelamente ampliaba su círculo social y parece ser que también su relación con personas ya firmemente interesadas en el ocultismo.
Entre 1936 y 1938 Gardner pasó algunas temporadas en la isla de Chipre en busca de un clima más soleado, lo cual le indujo a escribir una novela de ficción que se publicaría en 1939. Se trata de ”A goddess arrives”, un relato de ficción ambientado en tiempos antiguos y en la propia isla de Chipre donde se narran en tono épico aventuras teñidas de magia y fantasía. El libro pasó bastante desapercibido, pero la estancia de Gardner en Chipre produjo además otros resultados. Gardner llegó a hacerse con un pequeño terreno en la isla con el fin de establecer un templo dedicado a la diosa Afrodita, aunque la idea no prosperó debido a la oposición de los lugareños que no debieron ver claro el proyecto. El terreno finalmente acabaría en manos del padre Ward, personaje que tuvo en los años cuarenta una misteriosa relación con Gardner.
El conocido como padre Ward (en realidad su nombre era John Sebastian Marlow Ward) había trabajado en Birmania para el gobierno británico hasta 1929, y tal vez en ese período ya tuvo contacto con Gerald Gardner, aunque lo que es seguro es que en 1939 mantenían una estrecha relación en Inglaterra. Ward también se interesó por el ocultismo y el misticismo, convirtiéndose en experto en sociedades secretas orientales y siendo ordenado masón formalmente ya en su etapa birmana (probablemente Gardner también lo fue desde su estancia en Oriente, de hecho hay testimonios que aseguran que entre 1905 y 1908 se unió a una fraternidad masónica en Ceilán donde adquiriría un alto grado). El caso es que cuando en 1929 Ward regresó a Inglaterra fundó la llamada Cofradía de Cristo Rey, inspirado por unas revelaciones o visiones que decía haber tenido junto con su esposa acerca de la segunda venida de Cristo. Esta cofradía se instaló en una abadía un poco al norte de Londres, y era una especie de comunidad autosuficiente de monjes que en principio se puso bajo la tutela de la Iglesia anglicana. Con el tiempo Ward se desvinculó y buscó los auspicios de cierta Iglesia Católica Ortodoxa (que seguramente nada tenía que ver con la oficial), maniobra que le funcionó ya que sería ordenado obispo de este credo, siempre al frente de su cofradía. Paralelamente el padre Ward como masón declarado escribió algunos libros acerca del tema, defendiendo la teoría de que la masonería descendía de las antiguas escuelas de misterio paganas, teoría que muy posiblemente Gardner también compartía. En realidad Ward iba bastante por libre, y tras una fachada de legitimidad y ortodoxia religiosa asumió un culto y credo particular con marcadas influencias esotéricas.
Durante la década de los 40 Gardner frecuentaba la abadía del padre Ward (que también se conocía como Antigua Iglesia Británica), habiendo sido ya por aquellos tiempos iniciado en la witchcraft como veremos enseguida, con lo que Ward parece que se convierte definitivamente en pieza importante del puzzle gardneriano. La aventura evangelizadora del padre Ward terminaría cuando un padre furibundo le acabó denunciando por atraer a su hija adolescente a la cofradía (o quizá secta), por lo que tuvo que huir del país para calmar los ánimos; fue entonces cuando Gardner le ofreció gentilmente el terreno que había comprado en Chipre. Allí se instaló el expatriado junto con su comunidad hasta su muerte en 1949. La esposa de Ward continuó el trabajo como Reverenda Madre de la cofradía hasta que las autoridades chipriotas comenzaron a causar problemas, entonces emigraron a Australia donde consta que en los años setenta aún había reminiscencias del grupo.
Volvamos con nuestro protagonista: a principios de 1939 Gardner, muy motivado por su interés por la historia y la antropología, se unió a la Sociedad de Folklore, una asociación filantrópica inglesa de ámbito nacional dedicada al estudio de la cultura vernácula tradicional que se había fundado en 1878 y editaba algunas publicaciones: particularmente la revista “Folklore”, a la cual Gardner contribuiría con varios artículos de su cosecha relacionados con la brujería. Gardner se tomó en serio la membresía e incluso llegaría a ser elegido para el consejo directivo, lo que indica que no pasaba desapercibido. Algunos miembros lo tomaban como un personaje extravagante mientras otros recelaban de el por motivos indefinidos.
Ese mismo año de 1939 tendría lugar uno de los sucesos más importantes en la vida de Gerald Gardner que marcaría su relación a partir de entonces indisoluble con la brujería: se trata de su iniciación como brujo. Este acontecimiento fue relatado por el mismo y algunos de sus allegados y seguidores lo han corroborado posteriormente, aunque aún se mantiene la polémica en torno a su veracidad, habiendo dado lugar a una discusión que sus detractores siempre han fomentado y utilizado con el fin de desprestigiar a Gardner desde sus mismas pretendidas raíces wiccanas. En todo caso la versión “oficial” es así:
En 1938 ya corrían rumores sobre una inminente guerra en Europa, por lo que el matrimonio Gardner decidió cambiar de residencia y abandonar Londres para instalarse en una zona retirada de los núcleos urbanos. Se mudaron a una pequeña localidad rural llamada Highcliffe en el condado de Dorset (actual), al sur de Inglaterra, en la región boscosa de New Forest. Un tiempo después de llegar allí Gardner contactó, al parecer de manera fortuita, con un grupo autodenominado “Comunidad Rosacruz Crotona”; este grupo era dirigido por un extravagante personaje llamado Alexander Sullivan, aspirante a actor shakesperiano muy interesado en el ocultismo, también conocido como Frater Aureolis. El nombre de la comunidad hace alusión a la escuela establecida por Pitágoras en la colonia griega de Crotona hacia el siglo V a.c. (las implicaciones del mismo Pitágoras y sus enseñanzas con el esoterismo serían motivo para otro artículo), y sus raíces podrían datar de 1911 cuando Sullivan fundó la llamada Orden de los Doce. Esta Orden se disolvería hacia 1914 debido a la primera guerra mundial, se reactivó en 1920 y recibió un impulso hacia 1933 cuando se unió Mabel Besant-Scott, hija de la conocida Annie Besant (sucesora de Mme. Blavatsky en la dirección de la Sociedad Teosófica) y a su vez ocultista y miembro de alto grado de la francmasonería internacional. Así que continuó la andadura de la comunidad Crotona ya bajo la dirección de ambos, la señora Besant-Scott y Alexander Sullivan, los cuales en 1938 fundaron dentro de la propia comunidad el Teatro Rosacruz, el cual ofrecía tanto representaciones como conferencias en torno a temas como la magia, Pitágoras y por supuesto la masonería o el rosacrucianismo. Gardner incluso participaría activamente en algunos de estos actos.
Una vez que Gardner se hubo introducido en la comunidad descubrió que algunos miembros formaban un pequeño círculo interno con un interés muy definido por la magia y brujería; estos miembros decían reconocer a Gardner de vidas pasadas y le atrajeron sibilinamente con el fin de que se uniera al selecto círculo. Gardner se percató de que este grupo en realidad era un coven de brujas que actuaba en New Forest y utilizaba el Teatro Rosacruz para el reclutamiento de nuevos miembros. Finalmente, un día a principios de septiembre de 1939 Gardner fue llevado a una casa de Highcliffe donde recibió la iniciación en el coven de manos de una tal señora Dorothy Clutterbuck, dueña de la citada casa y presumiblemente también sacerdotisa del coven de New Forest, y conocida como “Old Dorothy”.
La identidad de Dorothy Clutterbuck ha sido corroborada y verificada; en cuanto a si fue una alta sacerdotisa iniciada en la brujería lógicamente no podemos asegurarlo. En lo que se refiere a la autenticidad del coven de New Forest, el escritor ocultista Francis King lo da por cierto, basándose en sus propias investigaciones y en información fidedigna que le habría revelado el también autor Louis Wilkinson, que afirmaba haber conocido el coven de primera mano. A partir de aquí existen hipótesis que afirman que este coven podría haberse originado a partir de grupos remanentes de otros covens más antiguos de la región.
Comienza la década de los cuarenta con Inglaterra en pie de guerra y un Gardner muy involucrado en la defensa activa de la patria. Avalado por su afición y conocimiento de las armas, se ofreció como asistente en milicias y grupos paramilitares de diverso tipo. Pero lo más significativo y extravagante sucedió en el plano ocultista, ya que circula el relato que afirma que el mundo brujeril británico tomó partido contra una inminente invasión alemana; el coven de New Forest sería el epicentro de un pretendido círculo mágico desde donde se enviaban mensajes telepáticos de poder dirigidos particularmente a Hitler del estilo: “No puedes venir. No puedes cruzar.” Al parecer este tipo de ritual ya habría sido realizado por brujas de antaño para detener a las Armadas francesa y española. En todo caso, las brujas y brujos ingleses se jactaban de atenuar los efectos destructivos de los bombardeos alemanes sobre las capitales inglesas dirigiendo sus energías mentalmente cuando tenían lugar los raids aéreos nazis.
En realidad el gobierno inglés se tomó en serio el tema ocultista aplicado a la actividad bélica e intentó explotarlo, en principio desde el punto de vista propagandístico; se sabía positivamente que los altos mandos nazis incursionaban en el ocultismo y creían en temas como la astrología. La inteligencia militar británica contaba con asesores expertos en ocultismo, como Cecil Williamson (de quien hablaremos luego) o la gran bestia Aleister Crowley, e incluso altos cargos del propio MI5 (servicio de inteligencia inglés) eran personas versadas en ocultismo. Se dice que el vuelo “suicida” de Rudolf Hess fue el resultado de un ritual elaborado por el MI5 en un bosque del condado de East Sussex (sur de Inglaterra) en la primavera de 1941 que involucró a unas decenas de soldados como “extras” en la representación ritual, además de la presencia de un grupo de ocultistas expertos con Aleister Crowley a la cabeza.
Prácticamente no hay más información acerca de las actividades de Gardner durante la guerra, de hecho existen pocos datos hasta 1950, aunque suponemos que a partir del final del conflicto centró su atención ya definitivamente en la brujería, y aparte de los datos ya mencionados se sabe que a partir del fin del conflicto Gardner hizo serias tentativas de crear un museo o centro de estudio e investigación del “folklore” (a la vez que aumentaba su participación en la Sociedad del Folklore como ya indicamos). Estos intentos no llegaron a cuajar, pero probablemente esta actitud revela un deseo íntimo de Gardner de establecer una base para reunir candidatos con el fin de conformar un coven propio. Un hecho podría avalar esto: durante estos años Gardner estuvo acompañado puntualmente (llegando a formar sociedad e inversiones conjuntas) por la señora Edith Woodford-Grimes, a la cual conoció en el coven de New Forest y del que llegaría a ser Suma Sacerdotisa con sobrenombre Dafo.
Se sabe que hacia 1946 Gardner intentó firmemente establecer un centro o base para sus actividades en Bricket Wood (cerca de St. Albans), una zona un poco al noroeste de Londres donde disponía de un terreno en propiedad y que lindaba con las propiedades del campamento naturista Five acres Country Club, lugar que Gardner frecuentaba llegando a interesarse por su adquisición con el objeto de utilizarlo para sus fines. No consiguió hacerse con el club pese a haber invertido fuertemente en el (junto a su socia Dafo) debido a la oposición de otro socio mayoritario del club que no veía con buenos ojos la actividad brujeril en el lugar, pero llegó a instalar una cabaña a imitación de la morada de una auténtica bruja tradicional (incluyendo toda la parafernalia imaginable) que consiguió del padre Ward cuando este salió del país. No obstante, aquí ya aparecen datos acerca del primer coven aparentemente fundado por Gardner y del que se tienen noticias fidedignas ya en 1951. Sin embargo, no se conoce con certeza la actividad desarrollada por este coven, ya que Gardner tomaría pronto otros derroteros; es posible que, como afirman otros testimonios, este coven de Bricket Wood ya estuviera ahí antes de la llegada de Gardner aunque es más razonable pensar que fue obra suya.
En 1949 Gardner publicaba, bajo el seudónimo Scire, el primero de sus tres libros sobre brujería; se trataba de “High magic´s aid”, una novela que fue impresa en privado por Michael Houghton, dueño de la librería Atlantis (famosa librería ocultista londinense). La novela fue mecanografiada por Madeline Montalban, otra conocida del mundillo ocultista londinense con una particular y extravagante trayectoria. El libro es una historia de magia y brujería ambientada en una hipotética Inglaterra medieval, y en la introducción el propio Gardner advierte de que los rituales que se describen son auténticos, pertenecientes a grimorios medievales. De hecho parece ser que estos rituales que aparecen en el libro eran los desarrollados por el coven de New Forest. Aquí ya se hace manifiesto el motivo por el que los miembros más tradicionalistas de la witchcraft empezaron a recelar de las intenciones de Gardner, ya que este revelaba públicamente secretos hasta entonces celosamente guardados.
Uno de los puntos más controvertidos en la biografía de Gardner es su relación con Aleister Crowley. Aunque hay autores que señalan que se conocían desde finales de la década de los treinta, la versión más aceptada es que el primer encuentro formal de estos dos hombres lo propició un conocido común, Arnold Crowther, y tuvo lugar en mayo de 1947. De Crowther diremos que fue un famoso mago teatral y titiritero de profesión, interesado en el ocultismo en general y en particular por la masonería y las religiones y cultos paganos, que conoció a Gardner a través de la Sociedad del Folklore en 1939 lo que dio lugar a una amistosa relación debido a evidentes intereses comunes. El interés de Crowther por la brujería era muy manifiesto, y en este sentido además de la influencia de Gardner se casaría con Patricia Dawson, una eminente wiccana que le inició en la witchcraft; ambos terminarían siendo importantes abanderados del movimiento wiccano ya en los años 60, llegando a escribir varios libros sobre el tema.
Parece indudable que Crowley ya había tenido anteriormente contacto con la witchcraft y, aunque aprobaba el culto en general se cuenta que no quiso profundizar porque “se negaba a ser mangoneado por un grupo de mujeres”. Conociendo un poco a Crowley es fácil imaginar que no le hiciera gracia postrarse en un ritual wiccano ante una suma sacerdotisa. Aunque hay evidencias de que la relación entre Gardner y Aleister Crowley tuvo sus altibajos, los dos ocultistas tuvieron inicialmente cierta afinidad y puntos de vista coincidentes, como lo demuestra el intercambio de conocimiento que se sabe fehacientemente que llevaron a cabo.
Respecto a ello es importante mencionar que Crowley, cabeza visible y Gran Maestre de la conocida orden ocultista alemana O.T.O. (Ordo Templi Orientis) desde que sucediera en el cargo en 1923 a Theodor Reuss, dispuso para Gardner documentación oficial que le habilitaba para fundar y administrar por su cuenta una logia de la orden en Inglaterra. Gardner había sido elevado a un cierto rango dentro de la O.T.O., y aunque el nunca lo admitió parece ser que pagó una elevada suma de dinero por todas estas credenciales, o al menos existe documentación de ciertos ingresos efectuados por Gardner a la orden. Sea como fuere, Gardner jamás hizo uso efectivo de esta potestad aunque lo cierto es que tuvo una buena posibilidad de adquirir un papel importante en la orden a partir del fallecimiento de Crowley en diciembre de 1947. Crowley había preparado su sucesión en la O.T.O. desde tiempo antes, pero ninguno de los candidatos que eligió llegó a ser jefe efectivo, lo que hizo que la orden prosiguiera bajo la dirección de Karl Germer, tesorero y asistente de Crowley en la organización. Germer era de hecho el representante de la orden en Estados Unidos (país donde emigró durante la guerra mundial), y no tuvo problemas en reconocer a Gardner como cabeza visible de la O.T.O. en Europa tras la muerte de Crowley. Sin embargo Gardner no aprovechó esta situación y terminaría desvinculándose de la orden definitivamente hacia finales de la década de los 40. La O.T.O. continuaría su andadura bajo la tutela de Germer hasta la muerte de este en 1962, permaneciendo algunos remanentes después de esta fecha.
Gardner, más centrado en el desarrollo de la wicca, posiblemente obtuvo además de Aleister Crowley material para el desarrollo de los rituales wicca, así como es sabido que fue claramente influenciado por la famosa Golden Dawn; la propia Doreen Valiente cuando ejerció de asistente personal de Gardner reconocería que al recopilar las invocaciones que este quería incorporar a los ritos wicca comprobó que en los textos había una similitud muy grande con el estilo de Crowley, significando que eran obra original de este o inspiradas en algunas de sus principales obras como el Libro de la Ley. Doreen Valiente se oponía a que la mano de Crowley se manifestara tan evidentemente en el ritual wicca , probablemente por la mala fama que había cosechado la gran bestia, y así se lo indicó a Gardner, el cual se limitaba a encogerse de hombros, alegando que su intención había sido completar un ritual fragmentado e incompleto con material adecuado. En 1954, Gardner escribió en su obra Witchcraft Today, refiriéndose a la wicca: “El único hombre que se me ocurre que podría haber inventado los ritos fue el fallecido Aleister Crowley”. Pero lo cierto es que a partir de 1950 Gardner se fue distanciando del recuerdo de Crowley, tal vez influenciado por Doreen Valiente o también porque no deseaba que la opinión pública en un futuro relacionara a la wicca gardneriana con Aleister Crowley.
Habíamos dejado a Gardner en 1951 involucrado en el coven de Bricket Wood, al que el llamaría coven del Norte para diferenciarlo del coven del Sur (el de New Forest). Pese a sus tentativas no lograba establecer una base estable para sus actividades, cuando se le ofreció una oportunidad de la mano de un conocido, Cecil Williamson.
Williamson, cineasta británico aficionado al ocultismo a quien ya hemos mencionado, coincidió por primera vez con Gardner en la librería Atlantis en 1946; ambos personajes confraternizaron rápidamente por su especial interés por el culto pagano de las brujas. Williamson parece que también buscaba fundar una institución dedicada fundamentalmente a la brujería, y de hecho Gardner ya le había intentado involucrar en su fallida operación sobre la finca de Bricket Wood. Finalmente Cecil Williamson fundaría en 1950 por su cuenta un museo de brujería en Castletown, pequeña localidad de la isla de Man (isla situada entre Irlanda e Inglaterra). La localización era idónea, ya que se trataba de un viejo molino en ruinas del siglo XVII que ya era conocido localmente como el “molino de las brujas” pues tenía fama de haber sido lugar de reunión de hechiceras. Constaba de varias edificaciones que Williamson reformó adecuadamente para su propósito; así, el “Centro Folclórico de superstición y brujería” fue abierto al público, convirtiéndose enseguida en una concurrida atracción turística. No tardó mucho es desplazarse allí Gardner, que quedó gratamente impresionado, de manera que se quedó temporalmente a vivir en la zona convirtiéndose casi en una atracción más del museo. Allí vendía copias de su reciente libro, daba amenas charlas a la concurrencia y colaboró ofreciendo objetos rituales (probablemente pertenecientes al coven de New Forest) para la exposición.
Gardner presionó a Williamson hasta que finalmente este decidió venderle el museo; lo renombró como “Museo de Magia y Hechicería” (pues ya no constituía delito en Inglaterra publicitar estos temas después de la derogación de la última Ley Anti brujería en 1951) y aprovechó para “personalizarlo” a su gusto introduciendo elementos como armaduras, amuletos, hechizos y armas en la exposición. Gardner continuó al frente del museo hasta la fecha de su muerte. Williamson volvió a fundar establecimientos similares en diferentes lugares de Inglaterra que tuvieron cierto éxito; en todo caso, la relación entre ambos hombres comenzó a deteriorarse desde este punto hasta acabar en franco despecho, ya que Williamson posteriormente criticó públicamente a Gardner en diferentes ocasiones.
Por fin Gardner disponía de un centro desde donde operar y atraer nuevos miembros interesados en la witchcraft y adecuados para su formación e iniciación. De este modo a finales de 1952 Doreen Valiente, por mediación de Cecil Williamson, conoció a Gardner y le manifestó personalmente su interés por la brujería. La señora Valiente fue iniciada por Gardner a mediados de 1953, después de ser informada y considerada apta para el efecto (detalle importante ya que la prensa afirmó en varias ocasiones que Gardner formaba a sus candidatos mediante engaños). Como ya hemos visto esta mujer tuvo una relación muy cercana con Gardner en cuanto al culto, pero se fue distanciando según observaba sus intenciones aperturistas. Durante la década de los 50 Gardner consolidó su visión de la wicca, aunque consideraba que su crecimiento era demasiado lento (probablemente también acuciado por su avanzada edad), por lo que no dudaba en utilizar reclamos publicitarios como entrevistas a revistas donde se manifestaba “tal cual”; además publicaría en 1954 su primera obra de no ficción sobre la brujería, “Witchcraft today (La brujería hoy)”. Este libro incluía una introducción de la doctora Margaret Murray, eminente antropóloga estudiosa de la religión pagana original a la que Gardner tenía como referencia y había conocido a través de la Sociedad del Folklore. Esta aportación daba cierta autoridad académica al libro, en el cual Gardner incorporaba abiertamente información acerca de diversos rituales así como detalles acerca de sus teorías del origen y desarrollo de la brujería y su entroncamiento con el antiguo paganismo, por lo que la obra en sí pasó a considerarse fundamental en el ámbito de la brujería.
Paralelamente Gardner insistía en localizar la mayor cantidad de jóvenes interesados en la witchcraft y abogaba por la necesidad de reducir drásticamente el tiempo de preparación antes de la iniciación, que usualmente podía durar varios meses. Sin embargo, no toda la publicidad referida al culto era positiva; Gardner tuvo que defenderse de acusaciones diversas y en ciertos medios se relacionaba a la brujería con el satanismo y prácticas indeseables. Las personas simpatizantes de la wicca temieron que la policía se involucrara y la cosa fuera a más, y viendo la tesitura el propio Gardner consideró seriamente salir del país hasta que las cosas se calmaran. Los siguientes meses los pasaría intentando desacreditar las acusaciones, culminando este proceso con la publicación de su libro “The meaning of witchcraft (El significado de la brujería)” el cual vería la luz en 1959. Este libro, complemento del anterior, pretende dar una visión certera y académica bien fundada acerca de la wicca como renacimiento o recuperación del culto pagano original de la antigüedad. Sería la última obra publicada por Gerald Gardner, y también se convertiría en referente fundamental del culto.
Pero todos estos acontecimientos habían dado lugar a que surgieran dos facciones opuestas y bien definidas en el seno de los wiccanos: por un lado estaban aquellos que apoyaban a Gardner en su afán de publicidad de la wicca y atracción masiva de sangre nueva, entre los que destacaba Jack Bracelin (iniciado en el coven de Bricket Wood y fiel abanderado de Gardner) y por otro los que mantenían que el fundamento del culto debería ser secreto tal y como se derivaba de la iniciación en sí, destacando entre estos últimos Doreen Valiente. Gardner opuso cierta resistencia al cisma pero continuó con su aparición en medios cada vez más sensacionalistas lo cual traía consecuencias no siempre bienvenidas. En 1957 la ruptura se consumaba y a partir de entonces la wicca gardneriana se exponía abiertamente a la luz pública.
Puesto que hemos mencionado a Bracelin diremos además de él que, después de haber sido una figura influyente en la wicca, acabaría desvinculándose del movimiento y renunciando a su condición de sumo sacerdote wiccano. Existe la controversia de si fue el quien redactó la biografía oficial de Gardner (“Gerald Gardner: bruja”, 1960) tal y como figura en la obra o ésta fue escrita en realidad por Idries Shah, el cual la atribuyó y cedió los créditos a Bracelin para evitar que se le relacionara con un movimiento diferente al sufismo que impulsó en Europa. Ciertamente Idries Shah se interesó también por la brujería medieval europea pues sostenía que habría recibido influencias sufíes principalmente a través de la invasión musulmana de España, y conoció bien a Gardner llegando a ser su secretario particular durante un período de tiempo a finales de los 50; incluso llegaría a presentarle al escritor Robert Graves (otro estudioso del mundo antiguo) en 1961.
En la década de los 60 la semilla plantada por Gardner comenzó a dar fruto; los coven se multiplicaban poco a poco y brujas e iniciados se prodigaban, atribuyéndose credenciales que en algunos casos eran dudosas o directamente falsas. El árbol wiccano comenzaba a desarrollarse en diversas ramificaciones, algunas de las cuales se trasladaron a principios de la década a Estados Unidos y Australia, lo que garantizaba la supervivencia y expansión de la wicca.
El coven de Bricket Wood sobrevivió (se tenían noticias de el en 1984) a la muerte del propio Gerald Gardner, que sucedió en 1964 de un ataque cardíaco mientras estaba a bordo de un crucero por el mediterráneo. El padre de la wicca fue enterrado en Túnez, la siguiente escala del barco, en un funeral al que sólo asistió el capitán del mismo. Su esposa Donna había fallecido cuatro años antes.
Pero el último gran escándalo en el seno de la wicca aún estaba por llegar: el testamento de Gardner, que incluía un legado bastante sustancioso tanto en el aspecto monetario como en propiedades y bienes abundantes y diversos, fue publicado tras su fallecimiento y aparte de beneficiar puntualmente a algunos de sus más allegados el cuerpo principal de dicho patrimonio (una gran suma de dinero, el museo de la Isla de Man, incontable parafernalia mágica y derechos de autor) fue a parar a una bruja advenediza llamada Monica Wilson que había sido iniciada en la wicca por Gardner pero cuya relación se limitaba a unos pocos años. La mayoría de este patrimonio sería vendido rápidamente por los Wilson y esto indignó a los seguidores de Gardner que no dudaron en criticar la actitud de la insólita heredera, la cual acabaría desvinculándose de la wicca, al menos públicamente. A pesar de que las piezas únicas que pertenecieron a Gardner pasaron por varias manos al revenderse y acabaron inevitablemente desperdigadas, algunos wiccanos se han esforzado por recuperarlas y reagruparlas en lo posible. No es tarea fácil, ya que en su día se calculó que la cantidad de artefactos sería cercana a los diez mil, incluyendo unos tres mil libros pertenecientes a la biblioteca personal de Gardner, correspondencia diversa y artilugios personales para rituales.
Y para ilustrar un poco más las oscuras maniobras que cada vez se prodigaban más entre brujos antagonistas en el mundo de la witchcraft, mencionaremos que pocos meses después de la muerte de Gardner se publicó una especie de panfleto que recogía apuntes pertenecientes a su Libro de las Sombras. El autor se escondía tras el seudónimo de Rex Nemorensis pero en realidad era Charles Cardell, un brujo bastante polémico que regentaba su propio coven independiente y que parece ser que obtuvo los apuntes infiltrando tiempo atrás a un neófito en el círculo de Gardner con el fin de que copiara el Libro de las Sombras de este. Según parece Cardell, que lógicamente no tenía mucha estima por Gardner aunque inicialmente había sido amigo suyo, habría esperado a la muerte de este para publicar el texto, en el cual se despachaba a gusto criticando tanto a Gardner como a Doreen Valiente escribiendo perlas como esta:
“Mientras se termina la compilación de este libro nos enteramos de la muerte, en el mar, del viejo showman Gerald Brusseau Gardner. Como el estaba plenamente enterado de que lo expondríamos con este escrito no vemos razón alguna para no publicarlo. Sea lo que sea que el mundo piense de Gerald Brusseau Gardner el pasará a la historia como el hombre que engañó a la prensa nacional durante años haciéndoles creer que la brujeria existe en Inglaterra”.
El libro fue obviamente escrito para desprestigiar a Gardner y su obra y exponerle a la crítica mordaz (el libro de las sombras es un útil muy importante y personal para un brujo), pero obtuvo el resultado contrario; el círculo wiccano consideró repulsiva la actitud de Cardell y puso interés serio en las notas del libro de las sombras. Cardell moriría años después (1977) aislado y arruinado, pero lo cierto es que el enfrentamiento que mantuvo con Gardner tuvo gran trascendencia, entre otras cosas porque Gardner llegó a hacerle en parte responsable de la muerte de su esposa y, por otro lado, porque hay opiniones que sostienen que fue el quien puso de moda los términos “wicca” y “wiccano”, ya que curiosamente aunque se atribuyen a Gardner este jamás los utilizó, prefiriendo usar “wica” para referirse a una bruja.
Como hemos podido ver Gerald Gardner no fue ningún mesías, incluso como gurú dejaba mucho que desear; sin embargo sí parece ser un hombre sincero respecto a sus creencias. Tal vez, como sus actos parecen dar a entender, su propósito fue adaptar y dar a conocer la brujería tradicional al mundo moderno. De lo que no hay duda es que, a fecha de hoy, el culto de la wicca continúa vivo y en expansión y dicho culto no se comprendería sin evocar el nombre de Gerald Gardner.